De la Rúa da un mensaje a los argentinos el 19 de diciembre del 2001. Al día siguiente renunció y huyó en un avión de la Casa Rosada. (Foto: Reuters)
De la Rúa da un mensaje a los argentinos el 19 de diciembre del 2001. Al día siguiente renunció y huyó en un avión de la Casa Rosada. (Foto: Reuters)
Redacción EC

"Dicen que soy aburrido". Con esta frase de campaña, convirtió en activo lo que podía ser un lastre para un político que pretendía ser presidente de . Era 1999, y el abogado y ex senador de la Unión Cívica Radical pudo vencer al peronismo aglutinando a varios partidos. Terminaba una década de menemismo y el país esperaba entrar a una nueva etapa. Pero lo que vino no fue mejor.

El legado más polémico de Carlos Menem, y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, fue la convertibilidad. Aquel 1-1, en el que el dólar tenía el mismo valor que el peso argentino. Una decisión que trajo una aparente bonanza económica en los años 90 pero que se convirtió en una bomba de tiempo que estaba a punto de explotar.


La herencia al nuevo gobierno de De la Rúa fue un elevado endeudamiento externo y un aumento de la recesión. Sin embargo, el flamante presidente persistió con la convertibilidad, al mismo tiempo que se elevaron los impuestos a las ganancias, que afectó a un amplio sector de trabajadores.

Los gremios -azuzados por la oposición peronista- se volvieron más combativos y organizaron siete paros generales contra el gobierno. Como señala el diario "La Nación", la economía había tocado fondo. Industrias y fábricas cerradas o en crisis, desempleo masivo y la consiguiente explosión de la pobreza y de la indigencia fueron el cóctel que signó el final del gobierno de De la Rúa.


Ahorros acorralados

En el 2001, el presidente debió recurrir a Cavallo, el artífice de la convertibilidad, para intentar solucionar el problema. Pero el remedio resultó peor que la enfermedad. La crisis ya era inevitable y ante la fuga de capitales de 22.000 millones de dólares, al ministro de Economía no se le ocurrió mejor solución que cerrar el caño.

El 3 de diciembre del 2001 se decretó el corralito financiero. Se dispuso que los ahorristas solo podrían retirar de sus cuentas de ahorros hasta 250 pesos (o 250 dólares) por semana. Una restricción que, un mes después, terminaría por engullir el grueso de los fondos depositados en el sistema financiero.


Los argentinos, sobre todo los jubilados, se apostaban a las puertas de los bancos a exigir sus ahorros. La respuesta de los bancos fue cerrar sus puertas. Lo que vino después fue el estallido de una protesta social con cacerolazos, saqueos a supermercados y negocios, ataques a edificios públicos y cientos de miles de personas marchando en las calles con una consigna: ¡Que se vayan todos!


Jorge Valdez, historiador de la PUCP y especialista en temas contemporáneos, afirmó a El Comercio en el 2011, cuando se recordaron los 10 años del corralito: “La crisis del 2001 marca un punto de inflexión en la sociedad argentina. Señala el fin de una era de prosperidad aparente, que primero se mantuvo con la represión de la dictadura militar y luego con el autoritarismo y la bonanza de las privatizaciones de Menem. Pero esas reformas no logran capear la crisis económica, el país se endeuda más y con la crisis asiática de 1997 la prosperidad falaz argentina de los noventa se empieza a derrumbar”.


Huida en helicóptero

El miércoles 19 de diciembre, Cavallo renunció. El mismo día, el presidente De la Rúa decretó el Estado de Sitio, que solo atizó más el caos. La represión y las protestas provocaron la muerte de 33 personas. Buenos Aires era un polvorín, así como el resto de las principales provincias del país.


Aunque años después se supo que muchos sindicatos peronistas tuvieron que ver con la explosión social, lo cierto es que De la Rúa estaba cada vez más solo. Sus propios aliados en el gobierno ya le habían dado la espalda. El 20 de diciembre, renunció. La imagen que queda perenne en los argentinos es aquel helicóptero sobre la Casa Rosada llevándose al presidente. Dos años después de ser elegido, fue el fin de la carrera política de Fernando de la Rúa.

Cuando éste dejó el poder, el presidente provisional del Senado, Ramón Puerta , convocó a una Asamblea Legislativa. En los 13 días subsiguientes asumieron la presidencia cuatro mandatarios: Puerta, Adolfo Rodríguez Saá , Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde , quien asumió el 1 de enero del 2002 y se fue del poder en mayo del 2003, cuando Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada.


CRONOLOGíA DE UN DESASTRE

10/12/1999: Fernando de la Rúa asume la Presidencia argentina. Hereda de su antecesor, Carlos Menem, un déficit público de 10.000 millones de dólares.


16/3/2001: presenta un plan de austeridad que contempla la reducción del gasto público por 2.000 millones de dólares. Designa a Domingo Cavallo como ministro de Economía.


11/7/2001: Se decreta un recorte salarial para funcionarios y pensionistas.


1/12/2001: De la Rúa firma el decreto que pone en marcha el ‘corralito financiero’ desde el lunes 3.


5/12/2001: El FMI suspende un préstamo de 1.264 millones de dólares.


13/12/2001: Nueva huelga general contra el Gobierno.


19/12/2001: De la Rúa declara el estado de sitio en todo el país ante la ola de saqueos a supermercados y asaltos a edificios públicos. Cavallo renuncia.


20/12/2001: De la Rúa renuncia en medio de violentos disturbios que causaron más de una treintena de muertos y centenares de heridos en todo el país.


1/1/2002: La Asamblea designa presidente al peronista Eduardo Duhalde.


6/1/2002: Ley de Emergencia Pública que termina con la paridad entre el peso y el dólar vigente desde 1991. El ministro de Economía, Jorge Remes, decreta el ‘corralón’ que convierte los depósitos a plazo fijo en dólares a pesos.


LAS CIFRAS


47.000 millones de dólares, a los que se sumaron 19.000 millones de pesos, es el monto de los depósitos bancarios que quedaron sujetos a las restricciones del ‘corralito’.


627 personas lograron sacar sus ahorros o que fueran transferidos al exterior tras decretarse el ‘corralito’. El monto promedio de cada persona fue de 99.000 dólares.


230 empresas sacaron del país miles de dólares días antes de conocerse las medidas. se estima que fugaron del país 700 millones de dólares en los días previos al ‘corralito’.


1,40 pesos por dólar recibieron los ahorristas tras decretarse el ‘corralón’ que afectó los depósitos a plazo fijo. El cambio real era entre tres y cuatro pesos por dólar.

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