El fiscal Carlos Bruno Ferreira, de la Oficina de Cooperación Internacional de la fiscalía de Brasil, llegó a Lima el lunes para, entre otras cosas, compartir su experiencia sobre la investigación de Lava Jato, el caso que ha puesto en vilo a decenas de políticos en América Latina, y contar cuánto dinero han podido recuperar.
— Durante su paso por Lima, el juez Sergio Moro dijo que, sin la ayuda de otros países, Lava Jato no tendría la magnitud que hoy tiene.
Es absolutamente cierto. Creemos que el Caso Lava Jato tiene tres pilares básicos que nos servirán como ejemplo en otras investigaciones.
— ¿Cuáles son esos pilares?
El primero es que la fiscalía de Brasil unió la parte civil y penal en sus investigaciones para que trabajen en un solo núcleo que combate la corrupción. El segundo pilar son las colaboraciones eficaces. Por último, la cooperación internacional. Hemos conseguido mucha información de otros países y eso también nos ha ayudado a mejorar nuestra capacidad para compartir información con otros. Brasil ahora está mucho más involucrado en la cooperación internacional. Eso es muy importante.
— ¿Qué países han sido prioritarios en el caso?
Suiza, sin duda. Lava Jato no hubiera sido posible si no nos hubieran ayudado. Suiza nos ha enviado mucha información y fue muy amiga al dárnosla de manera rápida.
— ¿Qué información encontraron en Suiza?
Lo clásico. Muchas cuentas. Yo siempre bromeaba con mis amigos que a los corruptos en Brasil no les bastaba con serlo, querían tener dinero en Suiza, viajar allá y disfrutar de esa plata.
— ¿Cuántas cuentas han detectado en ese país?
No tengo ahora un número exacto, pero lo que sé es que tenemos bloqueados más de 800 millones de dólares.
— ¿Y en América Latina?
En América Central y el Caribe, pues había muchos paraísos fiscales. Hoy tenemos 20 países en América Latina y África que nos piden ayuda sobre casos de corrupción derivados de Lava Jato.
— ¿Cuánto dinero estima que hay en el exterior?
Es una pregunta difícil de responder. Yo creo que nadie se ha parado a sumar el total.
— ¿Y dinero recuperado?
Hemos traído de otros países 500 millones de reales, que serían más de 160 millones de dólares. Pero eso fue hasta fines del 2016. Ahora acabamos de detectar cuentas de un ex gobernador de Río con cientos de millones de dólares más. Así que la cifra crecerá.
— ¿No es una cifra baja tomando en cuenta la magnitud del caso?
En Brasil solamente podemos repatriar el dinero cuando el proceso llega al final. Y en este caso, (los abogados de los acusados) han presentado muchos recursos en el proceso. El dinero que hemos traído son por las colaboraciones premiadas. Son 500 millones de reales solamente de los colaboradores. Pero, por supuesto, hay mucho más dinero que ya hemos identificado en el exterior.
—¿Y qué pasa si en sus investigaciones encuentran una cuenta de un peruano, un argentino o colombiano en el extranjero? ¿Piden congelarla?
Hoy tenemos información por el Departamento de Justicia estadounidense que hay otros países que recibieron dinero de Odebrecht. Nosotros tenemos competencia penal para investigar esos casos. Pero la práctica normal de los países miembros de la OCDE es que la investigación se divida. Así que normalmente si la investigación es más importante para un país, se comparte la información para que se haga un trabajo más a fondo. Estados Unidos también hace lo mismo.
—Entonces si encuentran información de un no brasileño, la compartián de inmediato al país involucrado. Por ejemplo, a Perú.
En principio sí. Hay una cosa que llamamos en cooperación internacional "información espontánea". Una de las dos cosas haremos: denunciaremos los crímenes en Brasil o enviaremos información a Perú. Si encontramos una cuenta haremos eso. El problema es que la declaración de Odebrecht tiene una cláusula de confidencialidad hasta junio. Entonces, hasta junio no podemos divulgar nada.
—Pero después de junio sí pueden publicar las delaciones de Odebrecht.
Así es. Y compartirla a cualquier país.