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Militares colombianos resguardan frontera para evitar paso de venezolanos
Redacción EC

Miles de venezolanos que intentan entrar a por el paso fronterizo de Cúcuta protagonizaron momentos de tensión en el puente internacional Simón Bolívar donde comenzaron a regir nuevos controles de acceso.

La multitud, que desde tempranas horas espera bajo un sol inclemente que las autoridades colombianas revisen sus documentos, intentó saltarse las vallas metálicas, lo que obligó a la intervención policial.

Los uniformados que habitualmente supervisan el paso fronterizo junto con agentes de Migración Colombia recibieron el apoyo del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía colombiana e incluso fueron movilizadas tanquetas para controlar la situación.

El viejo puente Simón Bolívar, que une San Antonio del Táchira con Cúcuta, está anegado de venezolanos que buscan salir de su país, algunos para comprar comida en Colombia y otros portan maletas de grandes dimensiones, síntoma de que se marchan definitivamente.

Diariamente cruzan a Colombia por el puente unas 37.000 personas, pero el endurecimiento de los controles ha formado el taponamiento, para muchos insuperable, puesto que los pasaportes venezolanos cada vez son menos ante la escasez que se vive en ese país.

Entre las medidas que adoptó ayer el presidente Juan Manuel Santos está la suspensión de emisiones de Tarjetas de Movilidad Fronteriza (TMF), usadas por los ciudadanos de regiones de frontera para cruzar los límites nacionales.

Hasta la decisión que tomó ayer Santos, que también incluye el sellado obligatorio del pasaporte, el paso por ese punto limítrofe estaba muy supervisado, pero era frecuente que muchos de sus ciudadanos lo cruzaran sin mostrar ninguna identificación en ninguno de los dos lados.

El desorden en esta jornada es total, por lo que la frontera marcada con vallas en medio de un puente para vehículos que ningún automóvil puede cruzar desde hace dos años, está sobrepasada.

Por eso, las autoridades colombianas han tenido que montar un segundo perímetro para poder descongestionar el viejo puente, que a primera vista ofrece un aspecto vetusto y débil.

Muchos de quienes están tras las vallas del primer control, intentan pasarlo como pueden para acortar la espera en medio de la multitud bajo el duro sol.

Cuando finalmente consiguen pasar, les espera una legión de vendedores informales, muchos de los cuales ofrecen pasajes en autobús hasta Bogotá, la frontera con Ecuador, Guayaquil o Lima.

Fuente: EFE

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