"Estoy casada con Antonio [Ledezma] desde hace 31 años. Él y yo tenemos dos hijas, Antonieta y Mitzy, pero entre los dos tenemos siete [de anteriores compromisos]. Yo soy de Caracas y él es de San Juan de los Morros, capital del estado Guárico, a la que llama la metrópoli, aunque yo lo fastidio diciéndole que exagera. Antonio está preso desde el 19 de febrero y en este lapso lo he visto siete veces. La última fue el sábado pasado, cuando me botaron a los 20 minutos de haber llegado. Lo que les puedo decir es que se mantiene con una firmeza y una reciedumbre espiritual motivantes".
Mitzy de Ledezma dice que en julio del 2009 vivió una situación límite parecida, cuando su esposo sostuvo una rigurosa huelga de hambre contra el régimen chavista que hasta hoy le ha dejado secuelas. Con su marido preso, Mitzy de Ledezma libra hoy otra batalla.
El sábado llegó a Caracas desde Europa. Pasó rápido por casa, fue a la prisión de Ramo Verde para visitar a su marido y volvió a subirse a un avión, que esta vez la trajo a Lima. Mañana será una de las ponentes en la mesa “Venezuela y la libertad” del seminario internacional América Latina: Oportunidades y Desafíos, que se desarrollará en la Universidad de Lima. Por la noche enrumbará hacia Argentina.
¿Está satisfecha con la respuesta de la comunidad internacional frente a lo que sucede en su país?
No vamos a claudicar jamás, ni yo ni ninguno de los que pensamos que Antonio Ledezma y tantos otros están presos sin razón. Sentimos cada día mayor respaldo. Me preguntan por los gobiernos, pero mucho más importante que cualquier gobierno es un pueblo, y los pueblos son conscientes de que en Venezuela se está cometiendo una gran injusticia [el martes 17 El Comercio publicó una encuesta según la cual el 82% de limeños cree que el régimen de Maduro es una dictadura].
¿No le producen desencanto las reacciones tibias o blandas de los gobiernos de la región?
Seguiremos hasta que dejen de serlo, pues. Callarse es cohonestar. Si es que yo callo, otorgo. Como pueblo, como gobierno o como sea. No pretendemos solidaridades automáticas sin previo análisis. ¿A qué venimos y a qué vendremos? A demostrar a todo el mundo que Ledezma está sometido a un juicio forjado por el gobierno de Maduro.
¿El presidente Humala la va a recibir? ¿Ha solicitado hablar con él?
Por supuesto que me gustaría. Nos agradaría ser recibidos, tenemos el deber y el derecho de expresarle nuestro punto de vista. Lo menos que esperamos del presidente Humala y de su esposa Nadine es que seamos escuchados.
¿Su esposo conspiraba contra Maduro?
Es que contra el régimen de Maduro conspira hasta el gato, según como ellos piensan. Si un gato está parado con la cola para abajo en vez de hacia arriba, entonces a ellos les da la gana de decir que el gato está conspirando. Si usted llama conspirar a no estar de acuerdo con un modelo económico fracasado y a expresar ello públicamente, pues sí, Antonio estaba conspirando.
¿Y las pruebas que ha aportado el régimen para tenerlo preso?
Son pruebas que en cualquier corte judicial del mundo causarían hilaridad. Una prueba es la grabación de un militar preso que declaró que supuestamente oyó a mi marido y al diputado Julio Borges hablar de asesinar a Maduro. Otra es una foto en la que aparece con ‘El Aviador’ [militar que acaba de suicidarse en prisión] y que les dio pie a hablar de la conexión del golpe. Una tercera es que poseemos un avión Tucano listo para conspirar, ¡pero que nunca apareció! Créame que me da vergüenza hablar de todo esto.
¿Cuáles son las condiciones de reclusión de su esposo?
Le dejan leer algunos periódicos, tiene acceso a un pequeño televisor, tiene lo elemental para estar medianamente cómodo. Cuando me preguntan si no está siendo maltratado, yo respondo qué mayor maltrato que estar preso sin justificación.
En España consiguió que Podemos, una organización afín al Gobierno Venezolano, condenara la detención de su marido.
Fue una condena tibia. Antes de nuestro encuentro nos dijeron que se trataba de una visita privada y que no podíamos tomar fotos. En un momento dado se vieron obligados a decir si estaban de acuerdo o no en que un alcalde elegido democráticamente fuera metido así en la cárcel. Ha sido un apoyo blando.
No es blando, en todo caso, el apoyo de Felipe González, quien asumirá la defensa de su esposo y de Leopoldo López.
No solo de ellos dos sino del resto de presos políticos. Es un verdadero orgullo, aquí no hablamos de política sino de valores humanos. Es un ex gobernante seriamente preocupado por lo que sucede en Venezuela.
¿No terminará siendo un apoyo más efectista que efectivo?
La peor diligencia es la que no se hace. Los resultados están por verse. Lo real, por ahora, es que estamos ayudando a mover montañas.
María Corina Machado, Lilian Tintori, usted, Rosa de Scarano, Patricia de Ceballos... ¿Es la hora de la mujer en la política venezolana?
Todas ellas son valientísimas mujeres venezolanas. Creo que es hora de que la mujer marche de la mano del hombre, hora de pensar en unirnos cada vez más.
¿No es eso lo que le falta a la oposición en su país, unión?
De lo que estoy segura en esta hora es que el Gobierno debe estar arrepentidísimo de tener preso a Antonio Ledezma. Verdaderamente esta injusticia ha unificado a toda la oposición. Nos ha llenado de emoción la solidaridad irrestricta recibida de partidos que no son los de Antonio.