Twitter se ha convertido, qué duda cabe, en una de las redes sociales preferidas de mandatarios del mundo entero desde hace varios años. La oportunidad de establecer, como dicen ellos, una comunicación directa con los ciudadanos resulta irresistible hasta para los menos adictos a la tecnología y las nuevas estrategias de interacción social.
El presidente estadounidense Donald Trump es, a lo mejor, el líder que utiliza Twitter de la manera más agresiva, pero no es el único. Hay un jefe de Estado que ha dado un paso más allá. Se trata de Nayib Bukele, el flamante gobernante de El Salvador que está utilizando esta red social para impartir órdenes a sus funcionarios y despedir gente, un novísimo y polémico estilo de comunicar decisiones en público.
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Bukele asumió la presidencia del pequeño país centroamericano el sábado pasado y a las 72 horas anunció sus primeras instrucciones a través de Twitter, entre ellas, despedir a familiares de su antecesor Salvador Sánchez Cerén y figuras del partido izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
“Se le ordena al presidente CEL, William Granadino, remover de su cargo a Claudia Sánchez Villalta, hija del ex presidente Sánchez Cerén. No contrate reemplazo, envíe su plaza de 4.000 dólares mensuales a ahorro institucional”, tuiteó el martes.
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Tal fue la primera de varias órdenes de despido con carácter imperativo que ha expedido a lo largo de esta semana.
Ni cortos ni perezosos, algunos de sus funcionarios le han respondido por la misma vía: “De inmediato, presidente” o “Su orden se ejecutará de inmediato, Presidente @nayibbukele”.
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Muchos respaldan esta forma de comunicación pública, pero sus opositores se quejan de la actitud autocrática del gobernante. “Esto no es una monarquía, las monarquías absolutistas quedaron en la Edad Media y estamos en el siglo XXI, donde hay que respetar la institucionalidad”, lamentó ante la prensa el presidente del Congreso, el derechista Norman Quijano.
Para el especialista en información digital, Luis Assardo, este tipo de estrategia busca obtener notoriedad y posicionarse ante la población sin intermediarios. “Con esta dinámica quiere decir que no necesita a la prensa, que no necesita algún tipo de intermediario para hacer llegar la información que a él le interesa”, le dijo a la agencia Reuters.
-El jefe de Estado más joven-¿Pero quién es y de dónde salió Nayib Bukele? Con solo 37 años (a fines de julio cumple 38), el sábado pasado este empresario de profesión y político por vocación se convirtió en el presidente más joven de El Salvador en toda su historia.
Es hijo del fallecido empresario Armando Bukele, un químico industrial y representante de la comunidad árabe-palestina, y de Olga Ortez. Empezó a estudiar derecho en la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador, pero nunca se graduó pues desde los 19 años se metió de lleno a trabajar en una de las empresas de su padre.
La familia Bukele era simpatizante con los principios de justicia social que enarbolaba el FMLN en los años 80, cuando era una guerrilla, y llegó a brindar refugio a algunos de sus dirigentes en la clandestinidad pese al riesgo de cárcel o de muerte que ello suponía. Este frente se convirtió en partido político en 1992 y ya ha gobernado el país.
No fue sorpresa, entonces, que Nayib Bukele empezara su carrera política con el FMLN, donde trabajó más de una década en asuntos de publicidad antes de lanzarse en el 2012 para la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, un municipio de 10.000 habitantes vecino a la capital. Ganó aquella elección sin problemas.
Debido a su gran popularidad, el FMLN lo postuló para recuperar la alcaldía de San Salvador de manos de la derecha. Bukele volvió a ganar y fue burgomaestre de la capital del país entre mayo del 2015 y abril del 2018.
A pesar de su buena racha política y a su creciente popularidad, Bukele y los dirigentes del partido izquierdista tenían diferencias que se fueron volviendo cada vez más visibles.
-La ruptura: ni derecha ni izquierda-Durante su período como alcalde de San Salvador, el FMLN lo sometió a un severo juicio interno luego de que presuntamente calificara de “bruja” a una concejal. El incidente derivó en su expulsión de la agrupación en octubre del 2017. La afectada llevó a Bukele a los tribunales por expresiones de violencia contra la mujer, cargo por el que fue absuelto hace apenas tres meses.
Tras su expulsión, el joven político decidió buscar cobijo en la alianza GANA (Gran Alianza por la Unidad Nacional), coalición surgida tras un cisma en la tradicional derecha salvadoreña Arena (Alianza Republicana Nacionalista).
La mayor virtud que los analistas reconocen en Bukele es su habilidad para cuestionar los 20 años de gobiernos de Arena (1989-2009) y los 10 años del FMLN (2009-19), a los que acusó de “haber dejado a nuestro país en ruinas”.
“Los mismos de siempre (Arena y FMLN) pensaron que nuestro pueblo nunca iba a despertar, intentaron decirnos incansablemente que hacer las cosas bien era imposible”, sostuvo en su cierre de campaña en febrero, en la víspera de que con el 53,2% de los votos rompiera el bipartidismo que primó por tres décadas en El Salvador.
Aunque su apelativo de ‘El Golondrino’ hace alusión al emblema de la alianza conservadora GANA, sus críticas aluden a su capacidad de volar de un sitio a otro en el espectro político. Él dijo, en todo caso, que esta vez dejó su ideología de lado, que según él es de izquierda.
-Hacerse famoso a ‘tuitazos’- De lo que no cabe duda es de su éxito entre la generación ‘millennial’. Casi no necesitó movilizarse demasiado por el territorio salvadoreño para llegar a la presidencia. El descontento con los partidos históricos lo capitalizó a través del instrumento que maneja a la perfección: las redes sociales.
Para mensajes explicativos utiliza Facebook Live, y desde antes que ganara las elecciones ya no comparece en conferencias de prensa sino que da sus anuncios vía Twitter.
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“Es un hombre joven fuera de serie que tuvo la visión de leer el disgusto de la población y generarle una esperanza”, apuntó María Ofelia Navarrete, ex guerrillera disidente del FMLN, a la agencia France Press.
Su llegada entre los jóvenes fue construyéndose durante su paso por la alcaldía de San Salvador con actos como la proyección en la céntrica plaza El Salvador del Mundo de una película de la serie Dragon Ball, su participación en competencias de ‘paintball’ o su concurso en juegos mecánicos extremos.
También resalta su estilo relajado al vestir. Rara vez se pone corbata, suele lucir jeans, calcetines de colores intensos, casacas de cuero y gorras y llevar el pelo engominado.
Su cuenta de Twitter ya tiene 750 mil seguidores, una cifra que se ha incrementado -y que seguramente lo seguirá haciendo- en la última semana. Su tuit fijado es toda una declaración de principios: “Oficialmente soy el Presidente más ‘cool’ del mundo”.
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Y hace dos días, ante el pedido de uno de sus adeptos de que también lo nombren presidente de Twitter, el jefe de Estado se sumó a la chacota: “Se les ordena a todos darle ‘like’ y así ser el Presidente de Twitter”.
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-Pasible de denuncias-Sus últimos actos, en cualquier caso, no están exentos de controversia. El flamante presidente podría enfrentar demandas por despedir vía Twitter a cerca de 400 empleados del gobierno, ya que según los afectados ello vulnera una ley de salarios aprobada por el Congreso.
“Un logro de nuestro gobierno es que encontramos la ‘Fábrica de Empleos’. Lástima que la vamos a desmantelar”, fue otro de sus tuits amenazantes en referencia a la Secretaría de Transparencia.
Los ex empleados de esta dicen que Bukele y su equipo no han seguido el debido proceso de solicitar a los diputados la supresión de los trabajos, que están incluidos en el presupuesto general de la república.
El Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana ha avalado algunos despidos que, aseveró, reflejan el nepotismo del gobierno anterior, pero puntualizó que en los despidos masivos se podrían estar cometiendo ilegalidades.
Los empleados despedidos evalúan presentar un amparo ante el máximo tribunal jurisdiccional del país, luego de revisar caso por caso y exponer las capacidades y méritos de los funcionarios.
Bukele también ha sido señalado por tener el techo de vidrio. No pocos han recordado los señalamientos de nepotismo durante su administración en la alcaldía capitalina e incluso en su naciente mandato presidencial.
Un ejemplo de ello es el nombramiento de Miguel Kattán, tío del mandatario, como secretario de Comercio de la presidencia, un nuevo cargo recién creado. Por cierto, eso no fue anunciado por Twitter.