
Una ola de violencia se desató la tarde del miércoles 12 frente al Congreso argentino, una gresca que involucró a las fuerzas de seguridad, a hinchas militantes de clubes de fútbol, a miembros de organizaciones sociales y a adultos mayores que reclaman todos los miércoles la actualización de sus magras pensiones.
MIRA: Argentina: el Gobierno de Milei reivindica la represión y denuncia un intento de desestabilización
La manifestación, considerada una de las más fuertes desde que Javier Milei asumió la presidencia en diciembre del 2023, terminó con más de un centenar de detenidos y cerca de 50 heridos, entre ellos el periodista gráfico Pablo Grillo, que continúa en estado grave con una fractura en el cráneo luego de recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza.
El gobierno justificó los actos represivos señalando que se trataba de una situación de extrema gravedad urdida por las fuerzas opositoras con el objetivo de desestabilizar al actual régimen. “En definitiva, lo que se pretende es una especie de golpe de Estado”, afirmó Guillermo Francos, jefe del Gabinete en la Administración Milei.

Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declaró en una entrevista televisiva que algunas personas que participaron en la manifestación pertenecían a las “barras bravas”, los sectores más violentos de la hinchada, y que “venían preparadas para matar”. “Seguramente muchos de ellos tenían antecedentes penales”, indicó.
Lo cierto es que la jornada ha despertado una nueva ola de protestas, con manifestantes presentándose posteriormente frente a la Casa Rosada, la residencia presidencial, para expresar su enfado con el gobernante al ritmo de cacerolazos.

Una pelea histórica
Las protestas de jubilados frente al Congreso argentino no son nuevas. Desde 1991 generaciones de adultos mayores -por entonces dirigidos por activistas como Norma Plá- se han presentado cada miércoles ante la sede del Legislativo para reclamar, entre otras cosas, por la paulatina disminución de su poder adquisitivo y sus beneficios.
Son tan históricas estas protestas que incluso el desaparecido astro del balompié Diego Armando Maradona habló en 1992 a favor de los manifestantes: “Yo defiendo a los jubilados, ¿cómo no los voy a defender? Si nosotros tenemos que ser muy ‘cagones’ para no defender a los jubilados”, afirmó entonces el futbolista en una entrevista televisiva.

Estas manifestaciones se han incrementado tras la llegada de Milei a la presidencia, quien si bien con sus políticas ha alcanzado reducir la inflación del 211,4% en el 2023 al 117,8% hoy y conseguir un superávit fiscal, también ha conllevado ello a la paralización de la obra pública y la desaparición de muchos beneficios para los jubilados, como el recorte de medicamentos gratuitos.
A pesar de estas circunstancias, las manifestaciones se realizaban semana a semana de manera relativamente pacífica, con aislados choques entre quienes protestaban y la policía, pero el nivel visto el miércoles último rebasó lo previsto.
La chispa del incendio
“El disparador fue muy banal, y es que hace unas semanas, en una de las marchas de los jubilados, se viralizó la foto de uno de los manifestantes con la camiseta de Chacarita Juniors (club que milita hoy en la segunda división) que resultó herido”, señala a El Comercio Juan Negri, politólogo argentino de la Universidad Torcuato di Tella. “Entonces los hinchas de este club decidieron acompañar a los jubilados, lo que fue creando laa percepción de que esta iba a ser una marcha con la presencia de las barras bravas y el gobierno reaccionó ante esta posibilidad desplegando todo su aparato de seguridad”.
Dando fuerza a esta idea está el hecho de que durante la manifestación del miércoles 12 se pudieron ver camisetas y símbolos de clubes como Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo, Racing, Vélez, Huracán, entre varios otros. Aunque en diálogo con este Diario, el politólogo argentino Santiago Rodríguez Rey advirtió que todavía es un poco prematuro decir que las barras bravas tuvieron verdadera presencia en las protestas.
“Para confirmar que las barras bravas estuvieron presentes en las manifestaciones, tendrían que estar sus líderes”, apunta el experto en comunicación política. “Y si bien había personas con las remeras (camisetas de los clubes) u otra identificación, no necesariamente estaba el grupo de barras bravas en conjunto como lo ha dicho el gobierno”.
En opinión del especialista, queda como parte del deber gobierno identificar cuál fue la presencia de estos grupos en la manifestación, tomando en cuenta que sus cabecillas son bastante conocidos.
Los hinchas de fútbol no fueron los únicos que se unieron a las manifestaciones, con el premier Guillermo Francos acusando al kirchnerismo y a la organización peronista La Cámpora de estar detrás de los desmanes, posibilidad que no fue negada por los expertos consultados.
“Es cierto que hay sectores contrarios al gobierno que ven cada oportunidad para debilitarlo de alguna manera”, considera Juan Negri. “Entonces se sospecha que en la marcha del último miércoles también hubo grupos de izquierda y de otros partidos políticos con la cara tapada”
La realidad es que la represión no fue sorpresiva, con la ministra Bullrich desplegando desde temprano las fuerzas de seguridad en las inmediaciones del Congreso y la Casa Rosada, una labor en la que estaba amparada en el nuevo “protocolo antipiquetes” que se estableció a la llegada al poder de Milei y que habilita a las fuerzas de seguridad federales a intervenir sin necesidad de orden judicial las manifestaciones en las que se interrumpa la circulación de personas y medios de transporte, con la condición de que no usen armas letales.

Las escenas de violencia se difundieron alrededor del mundo, con manifestantes utilizando piedras y otros objetos contra las fuerzas de seguridad, que respondieron con bastones, gases lacrimógenos y balas de goma.
En total, más de 124 personas fueron detenidas y al menos 46 resultaron heridas, entre ellas 26 policías. A pesar de la situación, Bullrich consideró que el operativo policial fue “adecuado”. “Los que generan violencia van a tener como respuesta la represión del Estado”, advirtió la oficialista en conferencia de prensa.
Pero para Juan Negri, en la respuesta del estado quizá estuvo presente el recuerdo traumático de ciertas manifestaciones durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019), periodo en el que Bullrich también estuvo a cargo de la cartera de Seguridad Nacional. “Yo creo que el gobierno se vio en el espejo de la presidencia de Macri, que en su momento tuvo marchas multitudinarias y violentas, y lo que busca ahora la administración de Milei es imponer su autoridad para dar la percepción de que con estas marchas su poder no se va a debilitar”, resalta.
Una similitud también destacada por el propio Macri, quien utilizó su cuenta en X para resaltar los paralelos entre las manifestaciones ocurridas durante su gobierno y la del miércoles 12.
“Ayer, en una escena idéntica, se movilizaron con el nombre de ‘hinchadas argentinas’ a barrabravas de distintos equipos de fútbol para ejecutar una nueva desestabilización de la democracia. Escudados en algunos pocos jubilados, los barrabravas pusieron en práctica los tres movimientos que repiten en estas situaciones: provocar a la policía, atacarla y victimizarse”, afirmó el exmandatario por la red social. “El objetivo final que persiguen es crear en la opinión pública una imagen de alocada violencia estatal contra personas inocentes y trabajadoras que justifique interrumpir el orden democrático. Por eso ayer decían “Esto no es democracia”, “Hay que sacarlos, ya” y otras consignas golpistas similares.”
¿El comienzo de algo nuevo?
Y si bien puede haber paralelos con el pasado, las protestas del último miércoles también generaron lo que podría ser un nuevo patrón para el gobierno de Milei, como hace notar Santiago Rodríguez Rey.
“Lo diferente es que después de la marcha, en la noche hubo algunos cacerolazos y también un grupo pequeño, pero importante, de personas que independientemente se acercó a la Casa Rosada a protestar, algo que no había pasado en anteriores manifestaciones”, destaca.

Para el especialista, todavía es difícil determinar si las siguientes protestas tendrán la misma magnitud que los desmanes de esta semana y que esto dependerá de si los militantes e hinchas deportivos se unirán nuevamente a las marchas.
“La presencia de las barras bravas en las protestas hacen pensar que la manifestación fue pensada con violencia, al menos ese es uno de los argumentos que esgrime el gobierno al tratar de desactivar el caldo de cultivo. Esto puede, en adelante, llevar a más marchas como estas y seguramente en las próximas marchas también habrá una expectativa de violencia, que se tendrá que ver si el gobierno logra reducirla”, considera.
Por su parte, Juan Negri estima que el gobierno probablemente no querrá que se repita la reacción a la protesta del miércoles, ya que los deja muy proclives a ser tildados de autoritarios, violentos y represivos por sus críticos y por la oposición.
“Yo creo que el gobierno deja un antecedente complicado, porque si bien es cierto hay que mantener el orden público y el derecho de protesta tiene que canalizarse mediante libertades como el libre tránsito, creo que ha dado una mala señal porque le deja servida a la oposición una estrategia política que es intentar generar una imagen de un gobierno que reprime”, dice Negri.
“Si todo esto desencadena una oleada de agitación social, violencia y manifestaciones con todo lo que eso implica, la imagen del gobierno obviamente se va a ver afectada. Pero por otro lado, si el gobierno logra convencer al público de que esto se trata de una estrategia del partido peronista y la situación económica sigue mejorando, hay posibilidades de que no le afecte tanto”, agrega.
Una opinión compartida por su colega, Santiago Rodriguez Rey, quien si bien nota que escándalos y problemas recientes como los de la criptomoneda $Libra, las inundaciones en Bahía Blanca y los aranceles impuestos por Donald Trump a la región han causado que la popularidad de Milei descienda por primera vez a 45%, no son superados por la popular reducción de inflación que ha mantenido el líder libertario a lo largo de su mandato.
“El ancla que el gobierno prometió mantener firme continúa allí, todo lo demás genera ruidos. Y hacia dónde va a disparar la opinión pública ese ruido, es todavía muy temprano para saberlo”, concluye Rodríguez Rey.