La oposición en Venezuela quizás se fue a dormir satisfecha tras la masiva marcha del jueves, pero despertará como antes: sin fecha para el referéndum revocatorio con el que quiere poner fin al mandato presidente Nicolás Maduro.
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Los líderes opositores han dicho que están dispuestos a seguir con la presión en la calle y a organizar más movilizaciones en los próximos días, aunque saben que quizás resulte un esfuerzo baldío.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no comunicó la fecha para recolectar las firmas del 20% del censo, siguiente fase del proceso del revocatorio.
La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, ha señalado la posibilidad de que la recogida de las firmas se realice a finales de octubre, lo que pondría en riesgo el objetivo de la oposición de hacer la consulta este año.
Y el propio Nicolás Maduro ha negado la celebración de la misma.
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"La oposición ha convertido un proceso constitucional en un fraude. ¿Qué están buscando? El referéndum no va", dijo en julio.
Si el referéndum fuera aún este año, habría unas elecciones y la oposición podría, de ganar los comicios, acabar con el mandato de Nicolás Maduro y con 17 años de chavismo. Si ocurre después del 10 de enero del 2017, una reprobación del presidente supondría que su vicepresidente asumiría el poder hasta las siguientes presidenciales en el 2018.
Y todo ello está en manos del CNE, al que la oposición acusa de actuar bajo el mandato del gobierno.
Entonces, ¿de qué sirve salir a la calle?
--- "Etapa definitiva" ---
Varios manifestantes consultados por BBC Mundo el jueves durante la marcha mostraron cierta resignación.
"Yo sé que el gobierno no nos va a escuchar, pero este es mi granito de arena", dijo a BBC Mundo Arminda Farías.
Henrique Capriles, líder opositor y dos veces candidato presidencial, aún justifica que en el 2013, tras una ajustada elección tras la que la oposición denunció fraude, no alentara una masiva presencia en las calles.
En un país como Venezuela, en el que sigue vivo el recuerdo de recientes protestas violentas como las del 2002 y el 2014, asegura que no quiso buscar un enfrentamiento en el que no veía mucho que ganar.
Ahora, Capriles y el resto de la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) parecen decididos a plantear la batalla en la calle.
"Es el inicio de la etapa definitiva de esta lucha", dijo el jueves portavoz opositor Jesús Torrealba.
La oposición necesitaba una manifestación como la del jueves "para reactivar la esperanza e iniciar un proceso para el futuro", señaló a BBC Mundo el analista político venezolano Luis Vicente León.
Tras las elecciones parlamentarias de diciembre del año pasado, en el que la oposición logró el control de la Asamblea Nacional, para León el reto de la oposición no era mostrar si era mayoría, sino volver a insuflar ilusión para salir a la calle a reclamar.
"Tenía debilitada su capacidad de convocar marchas, y ahora re conecta con esa disposición a la movilización", analizó el experto.
"Eso al gobierno le tiene que generar estrés", agregó.
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El propio Nicolás Maduro negó en la marcha del jueves paralela en favor de su Ejecutivo, también multitudinaria, el éxito de la oposición.
"Hoy derrotamos un golpe de Estado. Han fracasado una vez más, la victoria es nuestra", aseguró el jefe de Estado.
--- Desafío ---
Y es que la marcha supone también un desafío para el gobierno, pese a que se resista al referéndum.
"Si actúa contra la oposición y toma decisiones específicas, el riesgo es el de radicalizarse y que la población se hiper motive a estar más en la calle", dijo León.
La oposición espera que la crisis económica y el descontento que generan las colas para conseguir productos básicos y la inflación ayuden a mantener activa la calle y la presión.
"Si todos ejercemos la presión democrática, empujamos en la misma dirección, dada la situación económica y social que vive el país, no le va a quedar más remedio al gobierno que aceptar el referéndum", dijo Capriles en una reciente entrevista con la agencia AFP.
Pero los analistas coinciden en que si el revocatorio no se celebra en el 2016, la oposición quedará en una posición difícil.
"Tendría un costo muy importante. Puede generar decepción y frustración en la población", afirmó León.
Por ello, el politólogo John Magdaleno cree necesario que la oposición no se quede solo en el revocatorio.
"El desencanto (si el referéndum no se convoca en el 2016) puede existir. Si no hay metas complementarias al revocatorio y no se celebra, puede generar una frustración importante de las expectativas", dijo a BBC Mundo Magdaleno.
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La duda será saber si la oposición puede mantener esa presión continua en la calle aunque el proceso por el revocatorio se dilate y mientras gran parte de la población del país dedica varias horas al día a conseguir alimentos.
Fuente: BBC
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