¿Puede la violencia en las favelas de Río afectar al Mundial?
¿Puede la violencia en las favelas de Río afectar al Mundial?
Redacción EC

Una serie de hechos violentos en favelas de Río de Janeiro puso en tela de juicio la política de "pacificación" de la ciudad, con expertos que advierten un cambio de estrategia gubernamental a sólo 10 semanas del Mundial de fútbol en Brasil.

La ocupación del conjunto de favelas de Maré con 1.400 policías y militares el domingo fue el último capítulo de un plan iniciado en 2008 para mejorar la seguridad de una ciudad que se apresta a recibir siete partidos de la Copa del Mundo, que se celebra en el país sudamericano el próximo junio.

Pero la falta de resistencia de grupos criminales a la toma del Maré, cerca del aeropuerto internacional de Río, contrastó con recientes homicidios y ataques a unidades policiales en otras favelas que ya estaban ocupadas.

El panorama inquieta a las autoridades, al punto que el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff anunció la semana pasada el envío de militares para ayudar a la policía en comunidades de Río, a pedido del gobernador Sergio Cabral.

"De ninguna manera eso afecta la Copa", sostuvo el ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo. "Estamos capacitados para recibir a los turistas y defender a los habitantes".

Pero el solo hecho de que un ministro brasileño haya debido aclarar esto cuando los ojos del mundo se dirigen a Río antes del Mundial 2014 y los es una señal de lo delicado de la situación.

Si bien los especialistas descartan que el deterioro de la seguridad en las favelas pueda golpear directamente la fiesta del fútbol, algunos sostienen que el asunto obliga a revisar planes.

"El potencial de riesgo aumenta en la Copa debido a que la atención del poder público y las policías estatales estará volcada a una cuestión que estaba bajo control, que es la criminalidad ligada al narcotráfico", indicó Paulo Storani, excapitán de Bope, la tropa de élite de Río, a BBC Mundo.

¿OTRA VEZ GUERRA?
En los últimos cinco años fueron instaladas 37 "unidades de policía pacificadora" -o UPPs- en favelas de Río que antes estaban controladas por bandas criminales y donde viven cerca de 1,5 millones de personas.

Esa política generó mejoras de seguridad en barrios pobres y recibió aplausos de quienes creen que la acción de una policía de comunidad es mejor que la clásica estrategia de guerra a los narcos.

Pero el panorama cambió con varias denuncias de abusos por parte de miembros de UPPs, incluida la desaparición y presunta muerte por tortura del albañil Amarildo de Souza tras ser detenido el pasado julio por policías en Rocinha, la mayor favela de Río.

Un total de 25 policías fueron arrestados y procesados por esa desaparición, que generó sospechas de que las nuevas unidades pacificadoras arrastraban viejos vicios de la policía brasileña.

"El mayor desafío aún es que las policías (en las favelas) desarrollen una relación de confianza con las poblaciones locales", sostuvo Silvia Ramos, coordinadora del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía de la Universidad Candido Mendes, con sede en Río.

Los expertos también señalan que la credibilidad del programa de pacificación sufrió con la falta de mejora de servicios básicos como transporte o salud a las comunidades alcanzadas.

En las últimas semanas fueron atacadas a balazos o incendiadas algunas UPPs como las del Complexo do Alemão y Manguinhos. Además, tres policías han muerto en servicio en UPPs en lo que va del año.

Esto y la posibilidad de acciones de venganza por parte de policías ha reavivado el temor a la guerra en algunas favelas.

RIESGOS
Existe información de inteligencia que asegura que grupos criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC), el Comando Vermelho y policías corruptos planificaron ataques a UPPs, informó el diario "Folha de Sao Paulo".

Y precisó que de las 37 UPPs instaladas, 32 están en territorios que pertenecían al Comando Vermelho.

"No está habiendo aumento del crimen en general, sino ataques específicos de grupos armados", sostuvo Ramos.

En medio de este panorama, la ocupación del Maré el domingo en apenas 15 minutos, con fuerte presencia militar y sin disparar un tiro pareció también un mensaje mediático para los más escépticos.

Pero para algunos quizás también marcó un cambio de estrategia gubernamental.

João Trajano, del Laboratorio de análisis de la violencia en la Universidad Estatal de Río de Janeiro, sostuvo que el Maré puede ser un primer paso de repliegue de la estrategia de policía comunitaria que representaban las UPPs.

A su juicio, durante el Mundial las favelas que se consideren más riesgosas por su proximidad al evento, como Rocinha o Maré, estarán ocupadas por fuerzas policiales y militares fuertemente armadas, como ocurrió en los Juegos Panamericanos de 2007.

"Nada va a afectar la Copa del Mundo", señaló Trajano a BBC Mundo.

"El problema es para la población de Río, sobre todo las clases más bajas", agregó. "Porque cuando eso ocurre, normalmente las fuerzas policiales y militares abusan de la fuerza, alcanzando a habitantes comunes y honestos".

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