El "loco del martillo", el asesino que estuvo preso 43 años y murió en libertad sin admitir sus crímenes. (Foto: La Nación, GDA)
El "loco del martillo", el asesino que estuvo preso 43 años y murió en libertad sin admitir sus crímenes. (Foto: La Nación, GDA)
Redacción EC

. Apenas salió de la Unidad 12 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en Gorina, Raúl Aníbal González Higonett, conocido en las crónicas policiales como "el loco del martillo", se encontró con un mundo que le era ajeno. Estaba por terminar el mes de marzo de 2006 y, después de 43 años, recuperaba la libertad. No conocía ni el mecanismo de apertura de la puerta de un auto. "¿Y esto cómo se abre?", dijo al intentar subir a la cupé Renault Mégane amarilla de su abogado, Ariel García Furfaro.

González Higonett pasó 43 años preso porque, para la Justicia, fue el autor de los asesinatos de tres mujeres. Su apodo se lo ganó porque las víctimas fueron atacadas a martillazos en la cabeza. También le adjudicaron una decena de robos a mujeres, a las que habría golpeado con el mismo mecanismo hasta dejarlas desmayadas.

Este año se cumplen 55 años desde que ocurrieron los homicidios por los que fue condenado. Los primeros hechos fueron en enero de 1963, y el último ataque ocurrió en marzo de ese mismo año. El 26 de marzo de 1963, El diario argentino La Nación publicó una crónica en la que lo describió como "un sujeto delgado, de 1,70 metros".

"Su cara presenta protuberancias óseas que la tornan ruda y su prestancia es la de un tipo hosco, introvertido. El pelo negro y duro apenas peinado echado íntegramente hacia atrás acentúa la impresión desagradable. Los gestos no denotaban remordimiento alguno. Trataba de no abrir los ojos, justificándose con un supuesto solapado cansancio. Su aspecto no era el de un loco, pero sí de un sujerto sádico, con plena noción de lo que hace. Un simulador frío y calculista", decía el artículo periodístico.

- Su paso por prisión -

Raúl Aníbal González Higonett, el Loco del martillo, escoltado por dos policías el día de su detención, en marzo de 1963. (Foto: Archivo La Nación)
Raúl Aníbal González Higonett, el Loco del martillo, escoltado por dos policías el día de su detención, en marzo de 1963. (Foto: Archivo La Nación)

De los 43 años en prisión, 36 los pasó en el penal de Sierra Chica. Hasta allá lo iba a visitar Elsa, su hermana. "Cuando se murió mamá, me hice cargo. Es un buen hombre mi hermano. Pobrecito, nunca tuvo un defensor bueno, no lo podemos pagar, hasta que apareció Ariel [por García Furfaro]", dijo la mujer al periodista Ramiro Sagasti el día que su hermano salió de la cárcel y ella lo recibió en su casa de González Catán, en La Matanza.

Pero antes de ser detenido el 25 de marzo de 1963 por los hechos que le hicieron ganar el sobrenombre del "loco del martillo", González Higonett ya había pasado otro lustro en prisión. Cinco años en el penal de Rawson -entre mayo de 1957 y diciembre de 1962-, por una serie de robos menores, según contaron Sagasti y Pablo Morosien 2006.

En la crónica publicada por La Nación el 26 de marzo de 1963 se detalló cómo fue el operativo para detener al sospechoso. "Dentro de la presteza con que debía realizarse la investigación, con más precisión, la caza del asesino, poco a poco la policía fue reuniendo detalles que a la postre cristalizaron en el mejor de los éxitos. El indicios principalísimo [sic] fue un pantalón. Después del brutal hecho cometido en la calle Moreno 3685, uno de los parientes de la víctima comprobó que de un ropero faltaba un pantalón negro, con rayas apenas visibles, pero un poco más claras. Evidentemente el asesino se lo había llevado y lo usaría. La hipótesis fue cierta, y el mismo pariente de la víctima entregó a la policía el saco que componía con el pantalón el traje de su propiedad. A la descripción de los rasgos físicos se sumaba ahora el detalle de esta prenda de vestir. Había que buscar en consecuencia un sujeto delgado, con bigotes y pantalón negro".

Según la publicación, "el loco del martillo" entre "sus ropas llevaba una sevillana, y un registro de conductor que no le pertenecía. El pantalón era el que había robado de la calle Moreno. En el bolsillo izquierdo y a la altura del muslo del mismo lado existían tres zurcidos tal como los denunciara el dueño del traje. A las 17.30 confesó ser el autor de los crímenes".

Aunque en la crónica de la época se dijo que confesó sus homicidios, en 2006, minutos antes de quedar en libertad, González Higonett sostuvo: "Me obligaron a firmar la declaración; me «picanearon»". Pero no quiso dar más detalles de aquella supuesta sesión de tortura.

Según la nota de Sagasti y Morosi, González Higonett dijo que en 1963 él "no ocupaba su tiempo en asaltar mujeres y golpearlas con un martillo", sino que era changarín en el Mercado Central, en La Matanza. Vivía en Lomas del Mirador, cerca de su familia, y era el más chico de siete hermanos varones. Tenía, además, cuatro hermanas.

Lo primero que hizo cuando recuperó la libertad fue comer un guiso que le preparó su hermana Elsa. También estaba ansioso por ver por televisión a Boca Juniors, su equipo de fútbol favorito.

- Historia oficial -

La historia que González Higonett negó hasta su muerte sostiene que, un mes después de salir de la cárcel de Rawson, en enero de 1963, reincidió en los robos. El método: entrar en casas mientras sus víctimas, siempre mujeres solas, dormían; golpearlas hasta dejarlas inconscientes; robar lo que encontrara a mano, y huir.

El 8 de marzo de 1963, el "loco del martillo" atacó y mató a golpes a Rosa de Grosso, en Lomas del Mirador. Del mismo modo, asesinó a Virginia González, el 22 de marzo, y, un día después, a Nelly Fernández, en San Justo.

Los partes policiales de aquella época, decían que González Higonett había dicho que usaba el martillo para producir el desmayo de sus víctimas y que sólo buscaba dinero.

El 12 de abril de 1967 el homicida serial fue condenado a reclusión perpetua por homicidio simple, robo y lesiones graves. El "loco del martillo" murió el 23 de noviembre de 2007, apenas 20 meses después de haber recuperado la libertad, según dijo su abogado al diario Hoy de La Plata. "Tenía problemas cardíacos. Paso un día en terapia intensiva", sostuvo García Furfaro en una entrevista con el mencionado medio.

Artículo de La Nación del 26 de marzo de 1963.
Artículo de La Nación del 26 de marzo de 1963.

Fuente: La Nación, GDA

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