Fernando Haddad El intelectual que reemplazaría a Lula como candidato del Partido de los Trabajadores.
Fernando Haddad El intelectual que reemplazaría a Lula como candidato del Partido de los Trabajadores.
Redacción EC

Considerado demasiado joven, vanidoso, terco y perteneciente al mundo intelectual académico más que a las bases populares del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad nunca fue la primera opción del encarcelado expresidente Luiz Inacio Lula da Silva para reemplazarlo cuando su candidatura para las elecciones del 7 de octubre fuese impugnada. Pero el preferido del máximo líder petista, el exgobernador de Bahía Jaques Wagner, su amigo y confidente de larga data, ya le había advertido que no quería el puesto y que era mejor dar un paso hacia la renovación política del partido..

Nacido en 1963, Haddad pertenece a una familia de inmigrantes libaneses cristianos ortodoxos que se estableció en San Pablo, donde se dedicó con éxito al comercio mayorista de telas. Sus primeros contactos con la política ocurrieron como miembro del centro de estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Pablo, en pleno proceso de apertura de la dictadura militar, y afiliado al PT desde 1983.

Ya por entonces se había inmerso en la lectura de Karl Marx y había adoptado un pensamiento crítico del socialismo soviético, identificándose con los ideólogos de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Marcuse, Benjamin, Habermas). Tras especializarse en Derecho Civil, realizó una maestría en Economía y luego un doctorado en Filosofía, siempre en la Universidad de San Pablo, donde empezó a trabajar como profesor de Teoría Política Contemporánea.

Entre medio, pasó un año como estudiante visitante en la canadiense Universidad McGill, en Montreal (1989); escribió cinco libros (entre ellos, El sistema soviético y su decadencia, En defensa del socialismo y Desorganizando el consenso); y se casó con su novia desde la secundaria, Ana Estela, madre de sus hijos Frederico y Ana Carolina.

Su desembarco en la política

Llegó a trabajar un tiempo también como analista de inversiones en el banco Unibanco (hoy Itaú), pero en 2001, cuando la entonces petista Marta Suplicy asumió la Alcaldía de San Pablo, lo designó subsecretario de Finanzas y Desarrollo Económico de la ciudad. Se quedó en el puesto dos años, hasta que fue invitado a Brasilia como asesor del flamante ministro de Planificación de Lula, Guido Mantega, primero, y luego pasó a ser secretario ejecutivo del titular de Educación, Tarso Genro.

Tras el escándalo de compra de votos del "mensalão", en 2005, Genro asumió el liderazgo en la decapitada cúpula del PT, y Lula nombró a Haddad al frente del Ministerio de Educación. Logró aumentar considerablemente los recursos invertidos en el sistema educativo integral, y se destacó por el impulso que le dio al Programa Universidad para Todos (ProUni), de becas en universidades privadas para estudiantes de bajos ingresos; sus iniciativas para la alfabetización de adultos; la implementación de índices para medir la calidad educativa en general; la reformulación del Examen Nacional de Enseñanza Media (Enem) para el acceso a la universidad; y el programa antidiscriminatorio Brasil Sin Homofobia. Al asumir Dilma Rousseff la presidencia, en 2011, mantuvo a Haddad en el cargo.

De San Pablo a vocero de Lula

Visto entonces como una de las figuras más promisorias del PT, en 2012 lanzó su exitosa candidatura a la Alcaldía de San Pablo. Aunque su gestión progresista y modernista recibió aplausos desde el exterior -la prensa internacional lo llamó un "visionario urbano" por la implementación de una extensa red de ciclovías, los carrilles exclusivos para colectivos, y sus políticas para la reducción del volumen de autos, así como la peatonalización de la emblemática Avenida Paulista los domingos-, entre los paulistanos Haddad fue muy criticado por el aumento de impuestos inmobiliarios y la agresividad de algunas de sus medidas para reformar el transporte en la ciudad. Como consecuencia, su popularidad cayó al 18% al final de su mandato y en 2016 perdió la reelección frente al socialdemócrata João Doria. Esa estrepitosa derrota lo hizo caer en desgracia en las filas petistas.

Desde entonces, mantuvo un perfil más bajo, pero siempre dentro de la órbita de Lula, quien lo puso a trabajar como coordinador de su programa de gobierno para la candidatura de este año. Con la detención del expresidente, Haddad hizo valer su título de abogado para poder visitar regularmente a Lula en su celda de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, y poco a poco se fue convirtiendo en uno de sus principales voceros, ganándose el apoyo de los veteranos caciques del PT.

Junto a ellos y a Lula, diseñó el "plan B" petista para poner en marcha cuando la impugnación de la candidatura del exmandatario fuera un hecho: Haddad sería nombrado candidato a vicepresidente, y cuando el nombre de Lula fuera vetado, asumiría la titularidad de la fórmula, acompañado por la joven líder del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) Manuela D'Avila. "Nombres nuevos para un tiempo nuevo", como era el eslogan de la campaña de Haddad que lo llevó a la Alcaldía de San Pablo.

Fuente: La Nación, GDA

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