“Nuestros hijos quieren privacidad, pero hablemos con ellos de los peligros que existen, que no se sientan solos”, dice McLeod. (Getty Images)
“Nuestros hijos quieren privacidad, pero hablemos con ellos de los peligros que existen, que no se sientan solos”, dice McLeod. (Getty Images)
Renzo Giner Vásquez

A la fecha existen poco más de 4 mil millones de usuarios activos de Internet en el mundo y, en promedio, 750 mil de ellos son depredadores sexuales activos o en potencia, según cifras del Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados.

Y si siente que en el Perú esta amenaza es aún lejana, según la División de Investigaciones de Delitos de Alta Tecnología de la Policía Nacional, en el 2016 el 77% de escolares admitió haberse sentido acosado por Internet.

Ante esta realidad, un grupo de jóvenes canadienses conocidos como los ‘creep catchers’ decidieron hacer frente al problema detectando, enfrentando y exponiendo a los depravados sexuales. El presidente del grupo accedió a contestar un cuestionario.

—¿En qué consiste el trabajo que realiza Creep Catchers?
El trabajo voluntario que realizamos es bastante duro, pero muy bien recompensado. En nuestro equipo tenemos un grupo de ‘chatters’ activos en aplicaciones y redes sociales esperando a hombres y mujeres que los contacten, entonces seguimos ciertas reglas. Una de ellas es precisar la edad en las primeras 24 horas del chat o cuando el ‘creep’ [depravado] lleva la conversación a un plano sexual. Esperamos a que nos digan un lugar y momento para encontrarnos, y entonces los grabamos para que el público lo vea. Mostramos todo, desde las conversaciones por chat hasta el encuentro.

—¿Cómo los encuentran?
Tampoco es que andemos por ahí buscando depredadores sexuales, nuestro equipo de ‘chatters’ se mantiene conectado a las redes sociales, utilizan fotos de hombres o mujeres mayores de edad, y cuando uno de ellos nos contacta, indicamos que somos menores de edad, así les damos la oportunidad para hacer lo correcto y bloquearnos o reportarnos.

—¿Cuáles son las redes sociales más usadas?
A la mayoría los encontramos en Grindr, POF y Facebook; sin embargo, también estamos presentes en Tinder, Badoo, Blender y muchas más.

—¿Cuán arriesgado es encarar a estos sujetos?
Siempre es peligroso encontrarse con alguien a quien no conoces. Así como ellos creen que verán a un niño pero en realidad nos encuentran a nosotros, es lo mismo para nosotros, puede que encontremos a una persona que no esperábamos encontrar. Nunca deja de ser peligroso, por eso mi equipo pasa incontables horas entrenando para prevenir incidentes, pero nunca puedes evitarlos todos. Algo que siempre hacemos es estar en el lugar unas horas antes que el ‘creep’ llegue, así podemos tomar prevenciones sobre el entorno.

—¿Qué pasa luego de exponerlos públicamente? ¿Colaboran con la policía o alguna autoridad?
Así es, nosotros exponemos todo para que la gente pueda ver que no hay edición alguna y solo aseguramos cosas de las que tenemos pruebas, nunca los acusamos de nada de lo que no estemos totalmente seguros. Sí tenemos contacto con la policía, trabajamos con la unidad de protección familiar y cada ‘creep’ atrapado es marcado con una bandera roja. En algunos casos, incluso son procesados. Recientemente atrapamos a un conocido entrenador de hockey, ahora enfrenta denuncias de una decena de niños que lo acusan de haberlos acosado sexualmente. Así que sí, la policía investiga a cada ‘creep’ que atrapamos.

—Acabo de revisar su base de datos y parece que lo único que tienen en común estos depredadores es que son hombres…
Tienes razón. Hemos capturado solo a hombres hasta ahora, pero como le digo a muchas mujeres, estamos en sitios donde mujeres buscan hombres y donde mujeres buscan mujeres. Lo que sucede es que no hay el mismo porcentaje de mujeres que de hombres en estas aplicaciones. Ahora, te puedo contar que durante nuestra conversación estamos trabajando en el primer caso de una mujer.

—¿Las leyes canadienses no han obstaculizado su trabajo en algún momento?
Estos ‘creeps’ pueden demandarnos si los llamamos erróneamente o decimos cosas equivocadas, por eso mi equipo está entrenado en qué cosas preguntar y qué decir. Nunca llamamos a un ‘creep’ directamente pedófilo, porque podría ser utilizado como difamación, simplemente les decimos toda la información que tenemos y hablamos sobre a quién esperaba encontrarse ahí. De esta forma solo estamos preguntando. Y mi equipo siempre les dice que se pueden ir cuando deseen, de esa forma no se sienten capturados o amenazados.

—¿Hay algún caso que te haya impactado especialmente?
Trabajé en un caso en el que un hombre se hacía llamar Doggie y buscaba a una niña de 14 años para que vaya a su casa y tengan relaciones sexuales. No fue hasta un mes después que le dije al equipo que era mi primo y les dejé superclaro que así sea mi familia lo atraparíamos.

—¿Qué consejos podría dejarle a los padres para que eviten que sus hijos sean víctimas?
Mis consejos serían tan simples como que hablen con sus hijos, traten de involucrarse en su vida online de alguna forma; ahora hay muchas herramientas que pueden ayudar a monitorear y bloquear ciertas cosas, aunque sabemos que la privacidad es algo fundamental en la vida de un joven. Por eso lo más simple que les podría decir es que hablen con sus hijos, les hagan saber los peligros que existen y que pueden acudir a ellos cuando lo necesiten. Y a los jóvenes les diría que está bien decir algo, aunque creas que nadie te va a escuchar o que serás juzgado, no será así. Esto pasa muy seguido y deben saber que hay mucha gente dispuesta a ayudarlos y a escucharlos. No están solos.

—Usted dice que realiza esta labor “para que otros niños no pasen lo que usted pasó a los 15 años”.
La principal razón por la que inicié Creep Catchers es porque fui abusado a los 15 años por un sacerdote, y cuando contacté a la policía me dijeron que no era cierto. Sentía que si hablaba sería juzgado o se burlarían de mí; hasta los 21 años me sentí solo y en las sombras. Por eso ahora me dedico a atrapar a estos tipos, intento evitar que al menos un niño sienta lo que yo sentí. La persona que me hizo eso me pidió que fuera a solucionar un problema con su computadora y eso desencadenó en un sufrimiento de por vida para mí.

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