(AFP). En los montes de kandil, en la región del Kurdistán iraquí, los cráteres dejados por los recientes bombardeos aéreos turcos sirven para ilustrar la aseveración de un responsable rebelde kurdo: “Turquía nos ha declarado la guerra”.
Desde hace tres décadas, Turquía ha librado un combate sin tregua contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuyo objetivo es la creación de un Estado independiente en el sureste de la península de Anatolia. Pero hace dos años, tras meses de conversaciones secretas con Ankara, el encarcelado líder del PKK, Abdulá Ocalan, llamó a sus partidarios a abandonar las armas y retirarse a sus feudos en las montañas del norte de Irak, donde los kurdos iraquíes gozan de gran autonomía respecto a Bagdad.
Esa tregua, respetada hasta la fecha en términos generales, peligra después de que el viernes aviones de combate turcos comenzaran a bombardear posiciones del PKK en el área de Kandil y en algunos campamentos en la ciudad de Dohuk, más al oeste.
“Estuvimos comprometidos con el alto el fuego hasta el último minuto, pero no Turquía”, afirma Zagros Hiwa, miembro del brazo político del PKK, vigilado por el gran retrato de Ocalan que preside la pared.
“Ahora nos protegeremos y seguiremos con nuestra propia estrategia”, añade, sin dar más detalles.
Hiwa dice que al menos cinco miembros del PKK han muerto desde entonces, y que otros cuatro han sido heridos. Asimismo hay informaciones de civiles heridos en el norte de Dohuk.
En la base visitada del PKK en Kandil, no había signos de una destrucción generalizada aunque sí algunos edificios dañados y también un cementerio para combatientes del PKK. La AFP no pudo comprobar si había más daños materiales, ya que el responsable kurdo negó dar a los periodistas mayor acceso alegando “razones de seguridad”.
Sí muestra gigantescos cráteres dejados por los bombardeos aéreos, aunque la mayoría habían caído en zonas boscosas y no parecían haber golpeado ningún objetivo.
EL EI COMO EXCUSAEn los últimos días, el PKK ha sido acusado de una serie de ataques contra objetivos del gobierno turco. Ankara ha justificado con esos ataques la reanudación de su campaña militar contra los kurdos.
El mismo día que bombardeó al PKK en Irak, la fuerza aérea turca golpeó por primera vez al grupo Estado Islámico en Siria.
Durante meses, Ankara ha sido acusada de apoyar a los yihadistas; algunos expertos creen que los bombardeos al EI son una tapadera y una excusa para poder atacar libremente a los kurdos.
Por su parte, Hiwa considera que al bombardear a los combatientes kurdos, Turquía ha hecho más a favor del EI que de la coalición internacional liderada por Estados Unidos que lucha contra el grupo yihadista.
“Turquía está utilizando la lucha de la OTAN (de la que es miembro) y de la comunidad internacional contra el EI para atacar al PKK y a los kurdos en general, que son la principal fuerza contra los yihadistas”, asegura.
Rasul Abdulá Faqi, padre de cinco hijos y habitante de una aldea a los pies de los montes de Kandil, explica que la población vive con el miedo a nuevos bombardeos aéreos.
“Las bombas golpearon nuestra aldea en varios puntos y hemos perdido mucho ganado. Algunas de nuestras granjas quedaron dañadas o se incendiaron”, asegura.Fagi, de cuarenta años, afirma que en el pueblo “no hay miembros del PKK. Están más lejos, arriba, bastante lejos de aquí”, insiste. “La gente tiene miedo. Algunos se han ido, pero otros muchos permanecen y aquí se quedarán, hasta el amargo final”.
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