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Travel Mad Mum
Thalía Cadenas

Con más de 35 países visitados junto a sus hijos, Karen Edwards y su esposo Shaun Bayes, creadores del blog , quieren servir de inspiración para otros padres que adoran viajar y no se atreven por tener hijos pequeños. Han viajado por toda Europa y partes de África, Asia, Centroamérica, Norteamérica, Oceanía y actualmente hacen un tour por Sudamérica que incluye a Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia y Argentina.

Karen nació hace 33 años en Irlanda, pero vive en el Reino Unido con su esposo Shaun y los pequeños Esmé y Quinn. Es enfermera y además tiene una maestría en Educación. Desde hace tres años se dedica a viajar por el mundo con su familia y narra estas experiencias en su blog. Actualmente, ellos están en el Cusco y luego viajarán a Puno.

Todo empezó en 2015. Karen había viajado por sesenta países antes de salir embarazada y no quería dejar ese estilo de vida. Conversó con su esposo y decidió viajar a Asia porque es más barato vivir allá.

“Esmé tenía solo tres meses de nacida cuando partimos. En mi hogar los roles son distintos: yo soy quien trae el pan a la mesa, es decir, mis ingresos como enfermera son el principal sustento de la familia. Shaun se queda con los niños, es el amo de casa, somos una familia distinta”, explica la bloguera.

Para iniciar esta aventura, dispuso de su licencia de maternidad y sus vacaciones, que en total sumaban un año. “Actualmente hago uso de mi segunda licencia porque hace siete meses tuve a mi hijo Quinn, pero en junio ya estoy de regreso al trabajo”, señala.

—Travel Mad Mum—

“Mientras gozaba de mi licencia de maternidad viajando tuve la idea de crear el blog. Fue así como inicié de forma amateur y sin pensar que tendría éxito, la idea era solo compartir información. Sin embargo, tuvo éxito, actualmente mi sitio web tiene 50,000 visitas al mes y en nuestras redes sociales suman 170,000 seguidores. Ahora trabajamos de forma más profesional, Shaun es quien graba los videos y toma las fotografías”, comenta Karen.

Los primeros viajes los financiaron con sus ahorros, la venta de su auto y el alquiler de su casa, gastaron 20 mil dólares. “Sin auspiciadores, no tendríamos como costear un hotel cinco estrellas como el que nos hospedó en Lima. Entre las marcas que financian nuestros viajes están GoPro y Mountain Buggy. En el Perú, el hotel Los Delfines. También tenemos alianzas con aerolíneas y empresas de turismo”, agrega.

El blog ha tenido gran acogida en países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia.

—Los viajes—

Karen cita en su sitio web a Bali como uno de sus lugares favoritos para viajar con niños. “Es una isla pequeña de Indonesia, donde cada paisaje está cerca uno del otro, no hay necesidad de recorrer distancias largas para verlos. Sus paisajes son muy hermosos. Dentro de estos paisajes puedes encontrar sembríos de arroz muy extensos y hermosos. También puedes ver los volcanes. Es muy variado el panorama, también hay playas tropicales. Nosotros viajamos allá en 2015, lo recuerdo porque Esmé tenía nueve meses. Además, allá cuando vas a los restaurantes con un bebé, las personas te ayudan, son muy amables”.

La enfermera menciona también que el Perú se ha convertido en uno de sus lugares favoritos. “Existe un equilibrio entre los hermosos lugares y las actividades para los niños. Estuvimos en Lima. Ahora estamos en Machu Picchu y luego nos vamos para Puno. Quizás nos quedemos tres semanas más antes de partir a Bolivia y Argentina. Me he quedado sorprendida por el interés de mis seguidores por el Perú. La gente piensa que no se puede llevar niños a Machu Picchu, les impresionó que yo lo hiciera”, cuenta.

—La vida después de un largo viaje —

Karen menciona en su blog que el primer viaje le enseñó a la familia cómo tomar decisiones sobre las necesidades básicas necesarias para viajar. Tres años después, su perspectiva sigue siendo la misma. “Con Esmé pensé que era difícil; sin embargo, ahora que tenemos dos hijos veo que en aquella época fue mucho más fácil”, relata.

“Retornar al trabajo fue difícil porque los turnos de una enfermera son muy largos. Muchas veces he trabajado durante 13 horas seguidas, hubo momentos en los que no veía a mis hijos de una noche a otra, pero en todo ese tiempo he ido viajando por lo menos una vez al mes. El beneficio de mi profesión es que puedo manejar mis tiempos, entonces yo lo que hacía era cumplir con mis turnos antes para poder tener una semana libre al mes. Por ejemplo, en esos lapsos he viajado cerca de Irlanda, por toda Europa, Sudáfrica, Cuba y diferentes islas de El Caribe como Barbuda”, señala también.

Para la bloguera y su esposo “es más fácil viajar con un bebé que cuidarlo en casa”. “Si estuviera en Londres tendría que ocuparme del hogar, entretener a los niños en cuatro paredes, tendríamos que salir y no siempre el clima es el mejor. En los viajes, los niños terminan cansados, agotados de las actividades, no necesitan juguetes físicos, en los viajes siempre tienen cosas nuevas que descubrir”.

¿Cómo lo toman los niños?

Con el bebé de siete meses no hay inconveniente alguno, pero con Esmé es distinto porque a sus 3 años tiene una personalidad muy fuerte, quiere socializar con otros niños, se cansa de viajar.

¿Cómo lidian con eso?

Cuando eso sucede tratamos de permanecer en el lugar en el que ella quiere estar y hacemos que socialice con niños. En Navidad, por ejemplo, nos quedamos en Costa Rica y allí la llevamos a una guardería y pudo tener actividades con muchos pequeños durante un mes.

Y cuando ya estén en edad de ir al colegio…

Tengo un punto de vista muy diferente sobre la educación tradicional. Es muy regresivo estar sentado en una carpeta leyendo un libro, los niños deben aprender del mundo, estoy investigando sobre diferentes métodos con los que les puedo enseñar a mis hijos. Uno de ellos es el world schoolling (aprendizaje a través del mundo). Suena muy hippie, pero tengo mucha fe en eso. En mi investigación también he visto que otros padres aplican el método del none schoolling que es un aprendizaje que no tiene que ver muchos con libros. Deseo que Esmé escoja por sí misma, ella es muy avanzada para su edad por el estilo de vida que lleva. No deseo la educación tradicional para mi hija; sin embargo, si ella quiere ir a la escuela, la mandaremos.

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