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Trump y Occidente frente al bloque asiático: ¿se está acelerando un nuevo orden mundial con un papel cada vez mayor de China?
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El reciente encuentro entre los líderes de China, Rusia, India e incluso Corea del Norte en la ciudad china de Tianjin, en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), desató el enojo de Donald Trump. El presidente estadounidense acusó a Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong-un de “conspirar” contra Estados Unidos.
La cumbre, convocada por el mandatario chino, reunió a más de 20 jefes de Estado de Asia Central y Meridional en medio de un escenario global marcado por los aranceles que Washington ha impuesto a sus principales socios. El evento incluyó una parada militar en la que Beijing mostró sus últimos avances armamentísticos, lo que llevó a Trump a lanzar un mensaje airado a Xi Jinping en Truth Social: “Dele mis más cordiales saludos a Vladimir Putin y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América”.
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MIRA: Donald Trump dice que Xi Jinping “conspira” contra EE.UU. junto a Rusia y Corea del Norte
China se proyecta como líder del bloque

Pese a las críticas, el Gobierno chino buscó mostrarse conciliador, aunque su papel como motor del grupo deja entrever un desafío al orden imperante. Consultado por AFP, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Guo Jiakun, explicó que los invitados habían sido convocados para conmemorar los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. “Se trata de colaborar con los países y pueblos amantes de la paz, para recordar la historia, honrar a los mártires, valorar la paz y crear el futuro”, dijo.
Sin embargo, analistas advierten que el verdadero efecto de la política exterior de Trump es dar impulso a un bloque alternativo que busca equilibrar el poder de Occidente. Según ‘The New York Times’, la combinación de sanciones, aranceles y presión comercial de Washington ha ofrecido a China y Rusia una plataforma para estrechar lazos con socios como India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Bielorrusia y Pakistán. Beijing, subraya el diario, intenta capitalizar la impopularidad de las políticas estadounidenses para proyectarse como un actor global más estable.
Uno de los giros más notorios vino desde Nueva Delhi. India, que tradicionalmente ha sido cautelosa al exhibir cercanía con China y Rusia, dando señales de mayor apertura tras los aranceles del 50% que Trump impuso por comprar petróleo ruso. En Tianjin, el primer ministro indio, Narendra Modi, habló de “promover el multilateralismo y un orden mundial inclusivo”, reclamando mayor peso para su país en los asuntos internacionales.
“Con las sanciones a Rusia, los principales compradores de su petróleo son China e India. Los indios lo refinan y se lo revenden a Europa al triple. El propio mercado ha ido consolidando este bloque, mientras Europa aparece como el gran perdedor”, expresa a El Comercio Alonso Cárdenas, internacionalista de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
Putin, por su parte, llegó fortalecido tras su reunión en Alaska con Trump, de la que salió sin mayores compromisos sobre la guerra en Ucrania ni nuevas sanciones. El líder ruso aseguró haber informado “detalladamente” a Xi sobre sus conversaciones con Washington, en una muestra del papel central que Beijing ocupa en sus cálculos diplomáticos de Rusia.
“Fue en el gobierno de Obama donde prácticamente se empuja a Rusia a los brazos de China. La guerra en Ucrania terminó de consolidar ese proceso, porque alineó a EE.UU. y Europa contra Moscú, empujándola todavía más hacia Beijing”, señala el experto a este Diario.
Cárdenas evoca el Maidán del 2014, cuando el levantamiento en Ucrania derivó en un golpe de Estado que —según afirma— fue respaldado por la administración de Barack Obama, rompiendo un acuerdo estratégico para que la OTAN no se extendiera hasta las fronteras de Rusia. “Es en el gobierno de Obama donde prácticamente se empuja a Rusia a los brazos de China”, subraya.

El docente de la UARM menciona que la actual guerra en Ucrania consolida este proceso porque hay un alineamiento entre Estados Unidos y los países europeos contra Rusia, lo que empuja todavía más a este hacia China.
“Creo que eso lo entendió Donald Trump, porque él trató de acercar otra vez a Rusia a Estados Unidos. Hablando muy bien de Vladimir Putin, alejándose de las posturas pro-OTAN, diciendo que los europeos tienen que financiar también con 5% el presupuesto de esta organización transatlántica”, comenta.
Pero, al parecer, resulta más atractivo para los rusos en este momento consolidar un bloque poderoso desde el punto de vista militar, económico y comercial con China.
Por otro lado, otra imagen destacada de la cumbre asiática fue el reencuentro entre Xi y Kim Jong-un, mandatario de Corea del Norte. Era la primera vez que se veían las caras desde el 2019. Ambos líderes resaltaron la cláusula de defensa mutua que une a sus países. “China y Corea del Norte son buenos vecinos, buenos amigos y camaradas que comparten un destino común”, declaró Xi, en un gesto que refuerza la alianza militar con Pyongyang.
Nuevo orden mundial

¿Podemos hablar de un “nuevo orden mundial” en gestación o, de momento, seguimos ante gestos simbólicos más que hechos concretos?
Cárdenas considera que sí. “Estamos virando hacia una decadencia del Occidente muy consolidada, sobre todo de Europa”.
El internacionalista señala que Europa ya no es un actor tan relevante, además de que atraviesa una situación interna muy compleja. En cambio, los negocios, el poder, las oportunidades están virando hacia China y todos los países que están a su alrededor.
¿Puede China aprovechar la impopularidad actual de Estados Unidos y Europa para tratar de mostrarse como un liderazgo más estable?
“Yo creo que sí, porque la base tecnológica, es decir, las empresas tecnológicas chinas están al mismo nivel que las norteamericanas”, apunta Cárdenas.
De acuerdo con el experto, además, China no tiene los problemas internos que tiene Estados Unidos, por ejemplo, de drogadicción o violencia. Juega asimismo en contra de la nación occidental un factor clave: la franja de Gaza. Estados Unidos y Europa han perdido credibilidad internacional por el doble rasero al condenar a unos con toda ferocidad, como a Maduro, pero hacerse de la vista gorda con otros.
“El gran reto está en la capacidad de convocatoria y liderazgo de Xi Jinping y del Partido Comunista Chino. Si Beijing logra sentar en la misma mesa a países como India y Pakistán —con diferencias históricas casi irreconciliables— podría consolidar un bloque sólido bajo su liderazgo y con los demás en un rol secundario”, finaliza Cárdenas.
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