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Agencia EFE

La estación de Arsenalna, construida a 105,5 metros bajo tierra y situada en pleno centro de la capital de , es desde su inauguración en noviembre de 1960 la más profunda del mundo, casi un viaje al centro de la Tierra.

Llegar a esta parada del suburbano de Kiev, construida durante la época soviética, supone un recorrido de más de cinco minutos desde la superficie hasta los andenes, un dato muchas veces desconocido para la mayoría de los turistas que visitan la ciudad y no apto para aquellos que sufren de vértigo.

No en vano los dos tramos de escaleras mecánicas que parecen nunca acabar están flanqueados por decenas de carteles luminosos con publicidad de todo tipo; el trayecto se hace tan largo que incluso se puede ver a los pasajeros leyendo un libro o sentados en los peldaños para hacerlo más llevadero.

"No sabía que era tan profunda. Cuando entré por primera vez tuve la sensación de que estaba bajando al centro de la Tierra", bromea el italiano Antonio Iafano, quien se muestra además "sorprendido" por la singularidad y funcionalidad del metro de Kiev, teniendo en cuenta que apenas se ha renovado desde su fundación hace 57 años.

"Puede que no sea el más moderno en Europa del Este, pero lo mantienen bastante limpio y funciona realmente bien", añade Iafano.

La estación Arsenalna, que forma parte de la línea que conecta las dos orillas del río Dniéper que atraviesa la ciudad, debe su nombre a la emblemática fábrica homónima, situada a pocos metros en el exterior, que durante la Segunda Guerra Mundial se encargaba de producir armas para el Ejército Rojo de la Unión Soviética.

Pese a su sobria decoración, con bancos de madera, paredes de mármol de color crema, techos de bóveda de yeso blanco, pilares grises y algunos detalles de bronce, esta parada del subterráneo se está convirtiendo en un atractivo turístico para visitantes y curiosos.

Es además una de las más transitadas, por la que pasan más de 26.100 viajeros cada día, ya que se encuentra cerca de lugares de gran importancia histórica y cultural como la plaza del Maidán, el Monasterio de las Cuevas de Kiev ("Pecherska Lavra"), el Monumento a la Madre Patria y el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial.

La profundidad de muchas estaciones del metro de Kiev se debe a que fueron ideadas para utilizarse como refugio en caso de ataque con bombas o catástrofe nuclear, con el detalle añadido de que la temperatura permanece constante durante todo el año y es un buen lugar para escapar del frío invierno ucraniano.

Muchos túneles que llevan a las estaciones de metro están equipados con sólidas puertas de metal, búnkers construidos durante la época de la Guerra Fría y lugares especiales destinados a proteger y acomodar a personas en casos excepcionales.

De hecho, en Kiev existen largos centros comerciales bajo tierra, con decenas de tiendas en las que se pueden encontrar alimentos, ropa y todo lo necesario.

Asimismo, llama la atención el diseño de las estaciones más antiguas, en las que se pueden ver mosaicos y otros detalles que representan el legado cultural de la Rus de Kiev, el Estado eslavo antiguo que unió a pueblos como el bielorruso, el ruso y el ucraniano.

Junto a Arsenalna, destacan también por su gran profundidad varias estaciones del suburbano ruso, como Admiralteyskaya en San Petersburgo (102 metros bajo tierra) y la de Park Pobedy en Moscú (84 metros), así como la estación de Puhung, situada en Pyongyang, Corea del Norte (100 metros).

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