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Acción Popular: tirando factos en un chicharrón con sabor a fraude
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Acción Popular: tirando factos en un chicharrón con sabor a fraude

Acción Popular: tirando factos en un chicharrón con sabor a fraude

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Hay historias que no requieren adjetivos; requieren valor. Y esta —la historia reciente de Acción Popular— no necesita hipérboles ni especulaciones: solo necesita hechos. Hechos desnudos, duros, incómodos. O, como diría un viejo periodista con ganas de escribir la verdad sin pedir permiso: esto es un facto, no una opinión.

Porque el facto —a diferencia de la opinión— no se defiende: se verifica. Y lo que ocurrió en nuestras elecciones internas es más fácil de verificar que un chicharrón mal cocido un domingo por la mañana.

Cuenta la crónica que el partido convocó elecciones internas para elegir 75 delegados. Militantes reales, no hologramas. Ellos serían quienes luego definirían al candidato presidencial, a los senadores y a los diputados del partido.La elección transcurrió sin gritos, sin escándalos, sin impugnaciones, sin protestas. Todo parecía limpio.Esto es un facto, no una opinión.

Luego vino el paso crucial: la proclamación.El Comité Electoral tiene tres miembros. Tres. Como los mosqueteros, pero sin capa. Y en esta historia, D’Artagnan brilló por su ausencia: la presidenta del Comité estaba “no habida”. No se le ubicó, no apareció, no cumplió.

Ante su ausencia, la ley —que podrá ser lenta, pero no estúpida— ordena que decida la mayoría. Y así fue: los dos miembros restantes emitieron la proclamación y la enviaron físicamente a la ONPE y al JNE.Esto es un facto, no una opinión.

Pero mientras el partido cumplía la forma, alguien alteraba el fondo.La presidenta del Comité, con el cargo vencido pero con la clave del portal de la ONPE aún activa, subió otra lista, distinta a la proclamada. Una lista de ganadores que nadie vio ganar.Una lista que no coincidía con la votación real.Esto es un facto, no una opinión.

Y como toda buena novela de fraude necesita testigos, aquí estaban: los propios candidatos a delegados, presentes en el conteo, mirando el proceso, sabiendo con certeza quién ganó y quién perdió.

En Lima Oeste, por ejemplo, ganó Alonso Roel. Ganó claro, ganó limpio, ganó sin dudas. Pero la presidenta del Comité, con una audacia que ni los guionistas de Netflix se atreven, consignó como ganador a Augusto Donayre. Y Donayre, hombre serio, hizo lo que se espera de quien todavía tiene vergüenza democrática: escribió y emitió un comunicado afirmando claramente: “yo no gané”. Un acto de decencia en medio de un libreto torcido. Esto es un facto, no una opinión.

El JNE advirtió la irregularidad y pidió información a la ONPE. La ONPE respondió que “solo publica lo que sube la persona con la clave”. Magnífica evasión. Eso no explica nada. El problema no es la clave: el problema es la suplantación de resultados reales por una lista digitada al gusto de alguien. Esto es un facto, no una opinión.

Si aceptáramos esta lógica absurda, entonces nuestras primarias sobran. Bastaría con una clave, un teclado y 75 nombres inventados para fabricar una democracia digital sin militantes.

Con esa base adulterada, el domingo 7 se realizó la elección del candidato presidencial. El resultado era previsible: cuando controlas quién vota, controlas qué sale.Varias actas —esta vez sí— fueron observadas por contener delegados suplantados.Más evidencia del fraude.Esto es un facto, no una opinión.

Y aun así, uno quisiera creer en el error, en el malentendido, en la confusión administrativa.Uno quiere creer que hay software defectuoso, impresoras rebeldes o duendes electrónicos. Pero no.A veces, lo que huele a chicharrón quemado es chicharrón quemado.

Y quien es capaz de adulterar un proceso electoral no puede presidir un partido.Quien no se come el chicharrón de la honestidad no puede aspirar a representar a nadie.Esto también es un facto, no una opinión.

¿Cómo pretendías ganar si, mientras Vitocho y Julio recorrían todo el Perú, tú estabas en el Country, en Acho o en Madrid? La militancia no se convence desde el palco ni desde el avión. La consulta interna la ganó Julio Chávez, y lo sabes. Podrá no gustarte Julio, pero esto es un facto, no una opinión.

Ah, voté por ti, Vitocho.Este es un facto, no una opinión.

Y esto recién empieza. Y eso también es un facto, no una opinión.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Carlomagno Chacón es abogado y político

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