En buenas manos, por Rodrigo López Landauro
En buenas manos, por Rodrigo López Landauro
Redacción EC

El jueves 11, casi pasó desapercibida la aprobación de una ley muy importante en nuestro desprestigiado Congreso: en el Perú ya tenemos una nueva ley de de uso civil. Y la norma aprobada es en verdad muy vanguardista, la que estamos seguros de que marcará una pauta en la región, y que se puede convertir potencialmente en un modelo a seguir en otros países, que desafortunadamente, aún tienen legislaciones de armas anacrónicas y que no reflejan las realidades de cada lugar.

Esta ley tiene, entre las innovaciones más importantes, un nuevo esquema de tarjeta de propiedad por cada arma, documento que no es necesario renovar periódicamente (salvo que la propiedad cambie), y una licencia de uso, que se renovará cada tres años y que tendrá como requisito recibir previamente una capacitación en el uso correcto y responsable de un arma de fuego. Esta incluirá normas básicas de seguridad, consecuencias legales, qué se puede y qué no se debe hacer con un arma de fuego. Finalmente la educación es ahora un requisito para tener un arma de fuego legal en el Perú.

Asimismo, le concede un mejor control a la para que su fiscalización sea más efectiva. La norma, además, se ha sacudido las numerosas restricciones referidas a calibres, tipos de armas, accesorios y tipos de municiones que plagaban las versiones anteriores, las que en muchas oportunidades hemos denunciado que se trataba de restricciones antitécnicas y que no tenían ningún sustento lógico, excepto quizá de muchos prejuicios absurdos.

Este audaz cambio descongestionará las saturadas ventanillas de la Sucamec y liberará a sus funcionarios de la actual y excesiva carga burocrática para que puedan dedicarse a labores más productivas y eficientes, como mejorar el control del mercado de explosivos y ayudar a combatir los mercados ilegales de armas, municiones y pirotécnicos.

Aunque los usuarios de armas fuimos quienes inicialmente impulsamos los cambios y generamos una corriente de opinión, reclamando y protestando enérgicamente por las normas que se promulgaron a inicios de este gobierno y que estuvieron orientadas a restringir severamente el acceso a armas legales a los peruanos, esta nueva ley no sería una realidad si a la cabeza de la Sucamec no hubiera buenos funcionarios, que entendieron la problemática, tuvieron el buen criterio de escuchar a las partes interesadas, propiciaron el consenso y el diálogo, y finalmente gestionaron que el Ejecutivo envíe al Congreso la iniciativa legislativa. Ojalá en el Estado tuviéramos más funcionarios como ellos.

Esta nueva ley no significa que en el Perú proliferarán las armas y que nos agarraremos a balazos en las calles. Todo lo contrario: en adelante las armas estarán en manos de personas que sabrán manipularlas con respeto, que entrenan, que no tienen antecedentes de crimen y/o violencia, que son respetuosos de las normas. Es decir, usuarios responsables. Si alguien no está alineado con el perfil señalado, pues no podrá acceder a un arma, al menos no de forma legal. Esta nueva ley pondrá las armas en buenas manos.