"Los estudios futuros pueden mostrar lo contrario, pero en la actualidad el CBD se parece más a un placebo costoso que a una panacea". (Ilustración: Víctor Aguilar)
"Los estudios futuros pueden mostrar lo contrario, pero en la actualidad el CBD se parece más a un placebo costoso que a una panacea". (Ilustración: Víctor Aguilar)
Richard A. Friedman

El CBD, forma abreviada de cannabidiol, un componente no psicotrópico del cannabis, está siendo promocionado como una cura milagrosa. Los entusiastas hablan sobre sus supuestas bondades antiansiedad, antiinflamatorias, antidepresivas y, así, “antitodo lo que no te gusta”.

Desde pastillas a comestibles, el CBD es harto popular y está fácilmente disponible en Internet y en algunas tiendas en Estados Unidos. En efecto, las ventas de este producto están proyectadas a alcanzar los US$22 mil millones, según Brightfield Group.

Muchos de mis pacientes han probado o quieren saber más sobre esta sustancia. Uno de ellos, un exitoso hombre en sus cuarentas, bien educado y ansioso, me contó que trató de mezclar aceite de CBD con té, pero esto no lo ayudó a calmarse. Luego frotó el aceite en su rodilla lesionada y lo declaró una cura mágica.

Lo que nos lleva a la pregunta crítica: ¿cuán efectivo es el CBD y para qué tipo de males hay que usarlo?

El cannabidiol tiene pocos efectos directos en los receptores cannabinoides del cerebro, por lo que carece de los efectos eufóricos del THC, el elemento que produce el efecto común de la marihuana. Pero si el CBD en realidad no tiene consecuencias psicotrópicas, es difícil entender su popularidad. De hecho, al alterar los receptores de serotonina en el cerebro, podría afectar las sensaciones y los pensamientos.

Pero ¿qué nos dice la evidencia?

En el 2017, las academias nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina convocaron a un panel de expertos para analizar los efectos medicinales del cannabis. Examinaron más de 10.000 estudios, la mayoría de los cuales se centraba en la marihuana, no en el CBD. Encontraron evidencia de que algunos cannabinoides –sin incluir el CBD– son efectivos para el dolor, las náuseas causadas por la quimioterapia y los espasmos musculares de la esclerosis múltiple.

Con respecto al CBD, el panel encontró solo unos pocos ensayos clínicos pequeños y aleatorios, y concluyó que no había pruebas suficientes de que fuera eficaz para tratar enfermedades como el insomnio, la adicción a los cigarrillos y la enfermedad de Parkinson, y pruebas limitadas en su capacidad para tratar la ansiedad.

Para ser justos, la escasez de datos sobre la eficacia y la seguridad del CBD en parte refleja las restricciones irracionales del gobierno federal estadounidense a la investigación del cannabis. Debido a que el cannabis está clasificado como una droga peligrosa, necesita una licencia de la Administración de Control de Drogas para investigarlo y, hasta hace dos años, solo se podía usar el cannabis cultivado en la Universidad de Mississippi.

La buena noticia es que en el 2017, los Institutos Nacionales de la Salud financiaron la investigación de cannabinoides por un monto de US$140 millones, incluyendo US$15 millones en CBD.

Sin embargo, la popularidad explosiva del CBD está muy por delante de cualquier evidencia que respalde su eficacia, o de la seguridad de que no tiene efectos adversos. ¿Dónde está el escepticismo saludable cuando lo necesitamos?

Tal vez sea porque muchas personas tienen nociones románticas y equivocadas sobre la naturaleza. Algunos incluso señalan que tenemos cableado con receptores de cannabinoides en el cerebro y deben tener un propósito, ¿por qué no usarlos? Este no es exactamente un argumento persuasivo: la naturaleza nos dotó de nuestros propios cannabinoides, por lo tanto, a menos que tenga una deficiencia de ellos o receptores lentos, realmente no necesita suplementos.

Los consumidores que todavía están interesados en la idea de CBD pueden querer saber exactamente qué obtienen de su dinero, considerando que la fabricación de productos de CBD no está regulada por completo.

Aquí, la evidencia no los va a hacer felices. Un estudio del 2017 informó que solo 26 de las 84 muestras de aceites, tinturas y líquidos de CBD comprados en línea contenían la cantidad de CBD reclamada en sus etiquetas.

Los estudios futuros pueden mostrar lo contrario, pero en la actualidad el CBD se parece más a un placebo costoso que a una panacea.

© The New York Times.
–Glosado y editado–