“He visto la valentía del pueblo colombiano para recuperar su país de los estragos del terrorismo, el narcotráfico y la corrupción”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“He visto la valentía del pueblo colombiano para recuperar su país de los estragos del terrorismo, el narcotráfico y la corrupción”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Joe Biden

Nunca olvidaré el momento en el que vi en las noticias la toma del Palacio de Justicia de Colombia, por guerrilleros del M-19, en 1985. La injusticia de matar jueces a sangre fría y con impunidad. La cobardía de los criminales que temían su extradición para ser juzgados en EE.UU. Fue entonces cuando formé mi firme convicción de que la seguridad y la prosperidad de nuestro hemisferio dependen de una alianza cercana y eficaz entre EE.UU. y Colombia.

Como senador, y luego como vicepresidente, trabajé extensamente con el pueblo colombiano. He visto la valentía del pueblo colombiano para recuperar su país de los estragos del terrorismo, el narcotráfico y la corrupción, para transformarse en un líder regional y un aliado inestimable de EE.UU.

Fue esa valentía y resiliencia colombiana la que me llevó a luchar por el Plan Colombia desde su inicio y asegurar el apoyo bipartidista en el Congreso. Colombia y EE.UU. hicieron una gran inversión para enfrentar el narcotráfico pero también para fortalecer las instituciones judiciales, acabar con la corrupción y promover oportunidades económicas para los colombianos. El apoyo de EE.UU. también fue una herramienta importante para defender los derechos humanos en el país. Durante la administración Obama-Biden, el plan evolucionó y pudimos enfocarnos en ayudar al Gobierno Colombiano a proveer servicios y alternativas al cultivo de coca en las regiones más pobres y rurales del país.

He dicho que Colombia es la piedra angular de la política exterior de EE.UU. en Latinoamérica y el Caribe, y si tengo el honor de ser electo como presidente, la reconstrucción de nuestra alianza con Colombia será una de mis prioridades. No solo porque es lo mejor que podemos hacer por el pueblo colombiano y colombiano-americano, sino también porque es vital para la seguridad nacional.

También reconozco las inmensas contribuciones que los colombianos americanos hacen en nuestro país cada día. En EE.UU. hay aproximadamente un millón de colombianos americanos que son una parte clave de la historia estadounidense y una fuente de solidez. Impulsan un espíritu emprendedor, incitan la innovación, educan a nuestros jóvenes, sirven como proveedores de cuidado médico y mucho más.

Nuestro país está sufriendo cuatro crisis simultáneas: una pandemia que ha matado a 210.000 estadounidenses y ha impactado comunidades hispanas de manera desproporcionada, una recesión económica, una cuenta pendiente en justicia racial y una crisis climática.

Pero al salir de estas crisis, tenemos una oportunidad enorme para reconstruir nuestras comunidades y hacer inversiones audaces. Eso haré como presidente. Recompensaremos el trabajo duro en este país. Bajo mi plan, a nadie que gane menos de US$400.000 al año se le aumentará un centavo más en impuestos. Nos aseguraremos de que los ricos y las corporaciones grandes paguen su parte equitativa. Y vamos a usar ese dinero para invertir y crear millones de trabajos con buenos sueldos para trabajadores estadounidenses. De hecho, Moody’s, una agencia de análisis financiero independiente, proyectó que mi plan creará 18,6 millones de puestos de trabajo –siete millones de trabajos más que el plan económico del presidente Trump– y generará US$1.000 millones más en crecimiento económico.

En el primer día de mi presidencia, implementaré los amplios planes que he presentado para controlar esta pandemia, salvar vidas y volver a la normalidad. Y lucharé para que US$50.000 millones en capital fluyan a los negocios pequeños, especialmente a los negocios pequeños de las minorías. Haremos que la atención médica sea más asequible y reduciremos el precio de los medicamentos recetados. Vamos a garantizar que cuatro años de educación en colegios y universidades públicas sean gratuitos para las familias que ganan menos de US$125.000 al año. Les daremos hasta US$15.000 en créditos fiscales a los dueños primerizos de casas. Haremos que el cuidado de niños sea más asequible. Pagaremos un salario digno y trataremos a todos con el respeto y la dignidad que se merecen, especialmente a nuestros trabajadores de primera línea.

En mi administración, nos aseguraremos de que las voces de los colombianos americanos sean respetadas en cuanto a las decisiones que formarán el futuro de nuestro país y la próxima administración. Con menos de un mes para la elección más importante en la historia moderna de EE.UU., las apuestas son más altas: para la comunidad colombiana-americana, tanto para el futuro de la democracia en EE.UU. y nuestra prosperidad económica, como para el liderazgo global de EE.UU. y para la relación entre EE.UU. y Colombia.


–Glosado y editado–