“Un manejo adecuado y temprano puede reducir la progresión de la enfermedad y, por ende, disminuir la necesidad de atención en las UCI”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
“Un manejo adecuado y temprano puede reducir la progresión de la enfermedad y, por ende, disminuir la necesidad de atención en las UCI”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
/ Víctor Aguilar Rúa
Virginia Baffigo

Ha trascurrido un año desde que el mundo empezó a batallar contra la primera ola del y, en medio de la más grande crisis sanitaria de la última centuria, se han logrado notables aprendizajes fruto de la investigación y del denodado trabajo de científicos que no solo atienden pacientes, sino que se dan el tiempo para observar el fenómeno, compartir la información entre colegas, plantearse hipótesis e intentar responder a través de evidencia a las múltiples interrogantes que se presentan. Este es el caso de médicos y del personal de salud en Iquitos y Lima Norte.

Uno de ellos, tiene que ver con el compromiso pulmonar en los pacientes con COVID-19; una de las afecciones que determinan la letalidad de esta enfermedad. El primer paso se basa en reconocer que la función de oxigenación está siendo afectada y, para ello, desde el inicio de la pandemia recomendamos el uso rutinario de , a fin de establecer una forma sencilla para monitorear a los pacientes. Ante una reducción progresiva de la saturación de oxígeno que cae a menos del 90%, empiezan a encenderse las alarmas para la atención médica del paciente. Aquí entra a tallar otro equipo de diagnóstico de uso ambulatorio, no especializado y de bajo costo: la ecografía pulmonar. En nuestro país, este estudio está considerado en el documento técnico “Manejo de Personas Afectadas por el COVID-19” del , y ya ha mostrado ventaja sobre las tomografías por la capacidad para masificar su aplicación. Médicos de Essalud en Loreto han probado su utilidad en el manejo de estados iniciales de neumonía por el SARS-CoV-2 con resultados destacados.

Se sabe que esta neumonía es producto del fenómeno inflamatorio que desencadena el virus en determinados pacientes. De allí que alrededor del 10% de estos hagan cuadro de hiperinflamación. Un manejo adecuado y temprano puede reducir la progresión de la enfermedad y, por ende, disminuir la necesidad de atención en las UCI. Corresponde, entonces, recurrir a los métodos de laboratorio para ayudar al diagnóstico. Están plenamente identificados los marcadores de inflamación que se deben monitorear para efectos de diagnóstico y pronóstico del caso. La citada norma técnica indica también la importancia de monitorear estos marcadores, algunos de los que requieren laboratorios con mayor capacidad. Apenas se detecta una desviación en estos marcadores, se debe empezar el manejo adecuado a través de esteroides y anticoagulantes. Un ejemplo de este uso lo dio el Centro Materno Infantil Tahuantinsuyo Bajo, en Lima Norte, cuyo desempeño en el manejo ambulatorio de casos de COVID-19 con insuficiencia respiratoria mereció la atención de los medios.

Todo lo anterior se puede realizar en el domicilio del paciente o en establecimientos de atención de bajo nivel de complejidad. Sin embargo, un porcentaje menor requerirá soporte ventilatorio de tipo mecánico, lo que no es sinónimo de atención en una UCI. Podemos utilizar ventilación no invasiva a través de oxigenoterapia nasal de alto flujo o ventiloterapia no invasiva. Un ejemplo de esta última es su uso en pacientes que sufren apnea de sueño y que requieren esta ayuda durante la noche. Es verdad que el uso de este equipo podría ser riesgoso para el personal que atiende al paciente, pero este riesgo puede controlarse con medidas de bioseguridad. Si el caso sigue progresando a pesar de todos estos recursos, de todas maneras debería haber un espacio en UCI para la ventiloterapia invasiva.

Cuando escucho a las autoridades hablar de dotar a las UCI de personal no especializado, me pregunto, ¿habrán intentado aplicar con el mismo ahínco el contenido de esta directiva, tal y como hemos reseñado aquí? Es mejor contener la demanda de pacientes antes de que lleguen a UCI que abrir más camas sin contar con personal experto. Debemos dotar al primer nivel de atención con acceso a ecógrafos, pruebas de laboratorio, ventiloterapia no invasiva y manejo de la hiperinflamación. Que las lecciones de Iquitos y Tahuantinsuyo Bajo iluminen a las autoridades.