Declaraciones inaceptables, por José Alfredo Pérez Duharte
Declaraciones inaceptables, por José Alfredo Pérez Duharte

El Perú recuerda con afecto y gratitud el rol que tuvo la Organización de los Estados Americanos (OEA) en procesos electorales anteriores. Sobre todo el gran trabajo que realizó el guatemalteco Eduardo Stein como jefe de la Misión de Observación Electoral para las elecciones generales del 2000 y las transicionales del 2001. Destaca su retiro antes de la segunda vuelta en protesta por las graves irregularidades ocurridas en el proceso electoral del 2000. 

Su informe final señaló que aquellas elecciones no fueron libres ni justas. Ello marcó un antes y un después en la historia electoral del país. A partir de esa fecha, se inició un proceso de democratización que dura hasta nuestros días, con una muy buena labor de nuestros organismos electorales, los cuales contaron siempre con el apoyo de la comunidad internacional. 

De hecho, desde fines de la década de 1980 y principios de la de 1990, observadores y expertos internacionales jugaron un rol importante en muchas elecciones en el mundo, varias de ellas realizadas en América Latina. Los organismos internacionales han cumplido también un papel legitimador en dichos procesos, ya que, de lo contrario, se corría el peligro de que las suspicacias políticas y una sensación de desconfianza generalizada se apoderen de la coyuntura, pudiéndose generar hechos lamentables de violencia. 

En países con alta polarización y elevados niveles de desconfianza, es precisamente la comunidad internacional la que ha venido interviniendo en calidad de “vigilante”, por denominar su actuación de alguna manera, y muchas veces han cumplido una labor de mediación entre los partidos políticos y la administración electoral. 

Asimismo, como ya se mencionó, han colaborado con el buen funcionamiento de los organismos electorales, apoyando la realización de elecciones libres y competitivas. Entre estas instituciones se encuentran, además de la OEA, el Centro Carter, IDEA Internacional, el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales, las Naciones Unidas, la Unión Europea, las ONG alemanas, la Unión Interamericana de Organismos Electorales y, últimamente, la Unasur. 

Por todo lo anterior, resulta por lo menos extraña y desconcertante la actitud del actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, al emitir juicios de valor sobre el proceso electoral peruano sin estar aquí, calificando nuestro sistema como semidemocrático, asegurando que sus opiniones son compartidas por la comunidad internacional, cosa que por supuesto no es verdad, y sustentándose solo en los argumentos incompletos de un ex candidato. 

La institucionalidad de un país no se quiebra por una reunión de unos minutos con una de las partes, señor Almagro. Es preciso ser más responsable y reunirse con todos los implicados. No dé pie a más violencia, apoye nuestro proceso de construcción democrática, no lo desestabilice. Esperamos un pronunciamiento enérgico de la cancillería y del presidente de la República pidiendo explicaciones al respecto.