¿Desastres naturales?, por José Álvarez
¿Desastres naturales?, por José Álvarez
Redacción EC

Parecería que la madre naturaleza se ensaña periódicamente con nuestro país, y los noticieros se llenan de notas de inundaciones, , casas y cultivos destruidos y sufrimiento humano. Algunos de los desastres son ciertamente de origen natural, como el , pero en muchos otros casos es la diligente mano del hombre la que ayuda a los meteoros en su deletérea tarea. Y esto sí se puede corregir.

Acabo de presenciar en San Martín la catástrofe provocada por los desbordes de los ríos. Las cifras difundidas por la ambientalista sanmartinense Karina Pinasco son ilustrativas: 3.356 viviendas afectadas, más de 8.300 hectáreas de cultivos afectados en el Alto Mayo y unas 6.000 en el Bajo Huallaga. Solo las pérdidas de los productores de arroz bordean los 140 millones de soles. Yurimaguas quedó aislada por un derrumbe en la carretera. Miles de familias han sufrido con seguridad pérdidas y privaciones no registradas por las autoridades. En el verano es la sequía la que acosa a los productores agropecuarios y a las ciudades, algunas de las cuales sufren serias restricciones en el abastecimiento de agua.

¿Son inevitables estos escenarios? En buena medida sí, porque la deforestación descontrolada (más del 30% de San Martín), especialmente en cabeceras de cuenca, constituye una gran parte del problema. Estudios del en San Martín han demostrado la relación directa entre deforestación, aumento de temperaturas y reducción de las lluvias. Aunque las lluvias se reducen en términos anuales, hay una mayor concentración de lluvias torrenciales en ciertas épocas. 

El bosque es la mejor defensa frente a extremos climáticos, y es la mejor herramienta para prevenir tanto sequías como inundaciones y huaicos. Es como una esponja que protege el suelo, almacena y filtra el agua al subsuelo, y la libera luego durante los meses más secos. Pese a las medidas contra la deforestación, esta continúa implacable en San Martín, siguiendo a las carreteras que sin ningún plan ni estudio de impacto ambiental son construidas por algunas autoridades locales y por privados. 

Mi viaje a Yurimaguas se frustró por el corte de la carretera en el ACR Cordillera Escalera. Lo que pocos saben es que el derrumbe tuvo su origen en la deforestación causada por una empresa irresponsable que en el 2012 intentó instalar una línea de transmisión hacia varias comunidades por una zona de altísima pendiente. La denuncia de Henry Gonzales y del diario “Voces” pararon el desaguisado, pero ya era tarde: la franja deforestada de 15 a 20 metros de ancho se derrumbó sobre la carretera hace dos semanas. 

Cientos de cortes de carreteras en ceja de selva se podrían prevenir, y ahorrar ingentes recursos públicos y sufrimiento a las personas, si se controlase la deforestación en las laderas. Una ocupación ordenada del territorio a través de procesos de zonificación ecológica y económica consensuados entre todos los actores, y una vigilancia estricta para prevenir el tráfico de tierras y la construcción no planificada de carreteras, ayudaría, sin duda, a evitar mayores catástrofes y ahorrar recursos y sufrimiento a nuestro país. Hay que tener en cuenta, además, que los extremos climáticos se agravarán en las próximas décadas con el calentamiento global.