Desbaratando cárteles, por Jesús Espinoza
Desbaratando cárteles, por Jesús Espinoza

Seguramente usted ha escuchado de los casos de colusión de las farmacias, los seguros vehiculares, el oxígeno medicinal y el más reciente “cártel del papel higiénico”. Podrán parecerle lejanos y que no lo afectan, sin embargo, ¿se ha puesto a pensar que usted pudo ser víctima de ellos?

En una economía de mercado, las empresas compiten para atraer consumidores. La competencia las obliga a reducir precios, mejorar la calidad de sus productos y preocuparse constantemente por innovar. No obstante, todos esos beneficios se pierden cuando las empresas deciden no competir y, para ello, llegan a acuerdos secretos, también conocidos como colusión o cárteles. 

Los cárteles se apropian indebidamente del dinero de los consumidores, les imponen sobreprecios. Las empresas que integran un cártel se ponen de acuerdo para que los productos se vuelvan más caros y, en algunos casos, inaccesibles para las personas de menos recursos. En el caso del papel higiénico, por ejemplo, las empresas coludidas llegaron a imponer alzas de precios de más del 20%. 

Para la autoridad no es sencillo detectar los cárteles. No solo porque los que forman parte del cártel eliminan cualquier evidencia incriminadora, sino porque los recursos para fiscalizar son escasos, sobre todo en países en vías de desarrollo. Frente a ello, las agencias como el  deben aprovechar las herramientas legales a su alcance. 

La experiencia demuestra que no basta con vigilar los mercados para detectar comportamientos sospechosos, ni realizar visitas de inspección sorpresa en la búsqueda de pruebas. Para combatir estratégicamente a los cárteles es necesario un programa de colaboración eficaz, también llamado Programa de Clemencia.

La lógica es sencilla: dar incentivos a quienes integran un cártel para que se “autodenuncien” y den pruebas que permitan desarticular el cártel y sancionar a sus participantes. A cambio de su denuncia, el primer colaborador es exonerado de la multa. Si el programa es administrado adecuadamente, se evitará que continúen otros cárteles o que se formen nuevos, pues sabrán que es posible que uno de sus integrantes los traicione y decida acogerse al programa.

Debido a su efectividad, la OCDE y el Banco Mundial recomiendan tener programas de clemencia. Una herramienta que funciona en Estados Unidos y la Unión Europea, y que países como Chile, Colombia, Brasil y México la vienen aplicando. 

El reciente caso del papel higiénico es el primero en el que la autoridad peruana ha aplicado el Programa de Clemencia. Ello ha permitido desbaratar el cártel de mayor duración hasta ahora registrado (10 años), evitando que los consumidores sigan pagando las alzas de precios que acordaban las empresas cartelizadas y que podían significar varios millones de soles. Incluso, descontando los beneficios otorgados por la clemencia, también se trata de la multa más alta en la historia del Indecopi

Pese a que el otorgamiento de beneficios (descuentos o exoneración) sobre la sanción no libera a las empresas de la imposición de medidas de conducta que eviten la reincidencia, ni tampoco de pagar judicialmente las indemnizaciones por los daños y perjuicios ocasionados, los beneficios no suelen ser populares y pueden generar resistencia. Por su gravedad, todos quisiéramos que los cárteles puedan ser desbaratados y sancionados sin clemencia. 

En los últimos años, el Indecopi ha perfeccionado su trabajo a fin de detectar más casos de colusión. Sin embargo, prescindir del Programa de Clemencia es un lujo que no pueden darse ni siquiera las agencias de competencia de países desarrollados. Por ello, si queremos liberarnos de los cárteles, no debemos olvidar que el Programa de Clemencia permite desarticular estos acuerdos ilícitos que de otro modo se hubiesen mantenido activos, secretos e impunes, perjudicando a los consumidores.