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¿Los resultados electorales en Argentina y Bolivia pueden influir en el proceso peruano del 2026?
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"Las elecciones en Argentina y Bolivia ofrecen un espejo para pensar el futuro político del Perú en el 2026. En ambos casos, los votantes optaron por respuestas distintas a un mismo malestar: el desencanto con los partidos tradicionales y la fatiga con las élites políticas".
Las elecciones en los países vecinos no suelen tener un impacto directo (pocos en el Perú votarán por un candidato porque los argentinos eligieron a Javier Milei o los bolivianos a Rodrigo Paz), pero sí ofrecen pistas sobre el clima político regional. Son espejos que muestran humores, tendencias y advertencias que pueden anticipar comportamientos del electorado peruano rumbo al proceso del 2026.
Las elecciones recientes en Argentina y Bolivia ofrecen un espejo para pensar el futuro político del Perú en el 2026. En ambos casos, los votantes optaron por respuestas distintas a un mismo malestar: el desencanto con los partidos tradicionales y la fatiga con las élites políticas.
En Argentina, Javier Milei consolidó su poder con un discurso antisistema que promete ordenar las cuentas públicas a cualquier costo. En Bolivia, en cambio, el triunfo de Rodrigo Paz marcó un giro hacia el centro y un rechazo a la polarización que había dominado la política del Movimiento al Socialismo. Dos caminos distintos ante un mismo diagnóstico: la necesidad de renovación.
El Perú llega al 2026 con instituciones más frágiles que las de sus vecinos y sin un liderazgo consolidado. Pero las lecciones regionales son claras. Milei muestra que el desencanto con la dirigencia anterior sigue siendo una fuerza potente, capaz de desarticular el sistema político. Paz demuestra que, tras años de confrontación, una mayoría puede preferir estabilidad y moderación.
De cuál de esos ejemplos se inspire el electorado peruano dependerá el tono de su próxima elección. Si predomina el hartazgo, puede emerger un outsider radical con discurso antipolítico. Si prevalece el miedo al caos, la demanda será por orden y gestión. En ambos casos, el desafío será reconstruir representación en un sistema que hoy parece vivir, más que una transición, un vacío.
"Muchos de los electores tienen hoy como referente a personalidades de este continente o de otro, más que a tendencias políticas o partidos".
El péndulo político generó “olas” en Sudamérica que influyeron en nuestros procesos electorales. Hoy, esa influencia es parte del debate político en ciertos espacios o sectores.
Ese péndulo ha hecho ahora que los gobiernos de izquierda sufran un desgaste considerable o generen crisis o situaciones muy complicadas, lo que ha permitido que, aparentemente, una ola derechista recorra el continente, lo que debería fortalecer las aspiraciones de los partidos de derecha en el Perú. ¿Cuáles son esos partidos de derecha?
Sin embargo, por la información disponible, y por el nuevo perfil del elector peruano promedio, esas “olas” son relativas para el ciudadano, y podrían no tener el mismo peso, alcance o sentido que tenían o tienen para políticos o “ideólogos”.
Muchos de los electores tienen hoy como referente a personalidades de este continente o de otro, más que a tendencias políticas o partidos.
Bukele (muchos no saben su nombre, cuál es su partido ni dónde queda exactamente El Salvador) es en estos momentos el mayor referente en el imaginario popular peruano, y no por la orientación ideológica de su gobierno, sino por su publicitado éxito en la lucha contra la delincuencia en su país. Donald Trump y Giorgia Meloni podrían ser otros referentes en lo político, y Javier Milei en lo económico, y ni las elecciones en Estados Unidos, Italia o Argentina han tenido una fuerte influencia en los procesos electorales peruanos.
Y, por otro lado, existen las “olas” internas, que tienen su propio contenido, dirección y referentes.
Por ejemplo, el sur del Perú, a pesar de estar al lado de Bolivia, podría no seguir el mismo rumbo. Tacna y Moquegua podrían votar en diferente dirección a la de los chilenos en sus próximas elecciones de noviembre. Y los “antis” locales también son “olas” que influyen más que los vecinos.

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