Thinzar Shunlei Yi

La historia moderna de ha estado marcada por la explotación colonial, la represión militar, la violencia y la negación de la democracia. Activistas como yo y miles de personas antes de mí hemos sacrificado nuestra seguridad para cambiar esta situación. Pero en el último año esta ha descendido hacia una oscuridad aún más profunda.

Desde que derrocó a nuestros líderes elegidos en febrero del 2021, el brutal y corrupto ejército que ha estado en el poder durante décadas ha matado a tiros a los manifestantes, torturado a los opositores y sumido a Myanmar en el caos.

Estados Unidos ha condenado con razón a la Junta que gobierna el país y ha puesto en marcha algunas medidas punitivas. Pero Washington se abstuvo de dar un paso sencillo que debilitaría la capacidad de los generales para hacerle la guerra a su propio pueblo: imponer sanciones a los lucrativos ingresos del gas de Myanmar.

La empresa estatal Myanma Oil and Gas Enterprise, o MOGE, que ahora está bajo el control de la Junta, obtiene unos ingresos estimados en al menos US$1.500 millones al año por la venta de gas natural extraído de yacimientos marinos. Esta proporciona alrededor de la mitad de las divisas que el ejército puede utilizar para pagar las balas que dirige contra civiles inocentes.

Una campaña de desobediencia civil no violenta en todo el país fue respondida con asesinatos indiscriminados, torturas, desapariciones forzadas, uso de personas como escudos humanos y otras tácticas de terror.

La administración del presidente estadounidense Joe Biden congeló US$1.000 millones en fondos del Gobierno de Myanmar e impuso sanciones a muchos de sus generales y a las empresas de piedras preciosas, madera y perlas, que también llenan sus cuentas bancarias. Pero en medio de las presiones de Chevron, que participa en una empresa con MOGE, el presidente Biden se abstuvo de atacar los ingresos del gas.

Las operaciones de MOGE son la mayor fuente de ingresos del estado. Gran parte de ellos proceden del gran yacimiento que Chevron y la francesa Total Energies explotan junto con MOGE. Tanto Chevron como Total Energies han argumentado que las sanciones someterían a los ciudadanos a crecientes cortes de electricidad, ya que el gas natural genera una parte de la electricidad nacional. Pero las sanciones no tienen por qué cortar el gas, y nos ofende la sugerencia de que cambiemos nuestra libertad y seguridad por unas horas de electricidad.

La Unión Europea impuso algunas sanciones a MOGE, pero contienen agujeros que pueden ser explotados. Necesitamos sanciones que sean realmente efectivas, como las empleadas para limitar la capacidad de Rusia de hacer la guerra en Ucrania.

Esto no resolverá todos los problemas que se han acumulado durante décadas de dominación militar. Pero debemos empezar por cortar el acceso del ejército a los aviones, las bombas, las balas, los equipos de vigilancia y otras herramientas de represión importadas. Queremos paz, prosperidad y un futuro verdaderamente democrático para todo el pueblo de Myanmar, libre de la dominación militar. Pero mientras los ingresos del gas fluyan, también lo hará la sangre del pueblo de Myanmar.

–Glosado y editado–

© The New York Times

Thinzar Shunlei Yi Activista por la democracia