(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Federico Prieto Celi

Cuando leí el artículo de , que publicó este Diario el 23 de marzo, se me vinieron a la cabeza las ideas que expongo a continuación, con el fin de compartir mis pensamientos con los lectores. 

La definición clásica de ignorancia es la ausencia de conocimiento debido. Un médico no tiene por qué saber cómo cultivar la tierra ni un agricultor cómo curar un enfermo. Los periodistas debemos informarnos bien antes de tratar un tema específico.  

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue fundada para garantizar la paz después de la Segunda Guerra Mundial y el Perú fue uno de los países presentes desde el primer momento. Pero el Consejo de Seguridad de la ONU está conformado por cinco grandes potencias, las cuales tienen derecho de veto.  

El Perú es actualmente uno de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, pero como no tiene derecho de veto se convierte en la práctica en comparsa de las cinco potencias. Cualquiera puede preguntar a un diplomático peruano con años de servicio las deliciosas anécdotas de Víctor Andrés Belaunde, nuestro representante en la ONU durante décadas, sobre el papel de las grandes potencias y el de las demás naciones. 

El Estado Ciudad del Vaticano tiene un observador permanente en las Naciones Unidas. Actualmente es monseñor Bernardito Auza, que sigue fielmente la doctrina del magisterio pontificio, esté o no de acuerdo con las decisiones de la ONU. El 1 de octubre del 2016 el papa Francisco afirmó que una cosa es la caridad y comprensión con un homosexual y otra estar de acuerdo con la ideología de género. 

Francisco contó ese día una anécdota: un papá español se dio cuenta, viendo los textos escolares, de que a su hijo le enseñaban la ideología de género y se alarmó cuando su hijo le dijo que quería ser chica. El Papa argentino comentó: “Una cosa es que una persona tenga esa opción, otra cosa es enseñar en las escuelas esta línea para cambiar la mentalidad. A esto llamo yo colonización ideológica”. 

Ya Paulo VI, el primer pontífice que habló ante la Asamblea General de la ONU, dijo en Nueva York que nadie, en su calidad de miembro, debe ser superior a los demás. Y eso es imposible si hay orgullo, que conduce a que una nación quiera estar por encima de otra, lo que provoca tiranteces y luchas de prestigio y predominio, de colonialismo y egoísmo, explicó el Papa.  

Eso es así porque la Iglesia de Jesucristo se atiene al mandamiento nuevo del amor de Dios y al prójimo por Dios, que resume los diez mandamientos de la moral judeocristiana. Los tres primeros se dedican a Dios: adorarlo, santificar su nombre y participar los domingos en la Eucaristía, para dar el culto debido a Jesucristo.  

Los otros siete mandamientos se refieren a nuestras relaciones entre los hombres en la presencia de Dios. En ese contexto, tanto diversas asociaciones peruanas de padres de familia como los correspondientes niveles de la administración de justicia peruana han reafirmado la importancia de respetar la igualdad de derechos entre los sexos: los varones y las mujeres. Rechazan así el colonialismo de la ideología de género, que se ha entronizado en el Perú en los programas de estudio que provienen de la inspiración de la Unesco, organismo dependiente de las ONU, en la reunión que organizó en Tailandia en 1990. 

Tema similar es el feminismo. En España salió un eslogan con el que estoy de acuerdo: “El largo de la falda no quiere decir que sí”. De la misma manera que, por contraste, “El corto de la falda puede querer decir que sí”, como es de sentido común. En esa línea se ha pronunciado hace poco Brigitte Bardot.  

Los peruanos debemos defender en las Naciones Unidas nuestra identidad nacional y sudamericana, uno de cuyos mejores ingredientes es el cristianismo y fortalecer nuestra educación religiosa y ética porque la ignorancia es el peor enemigo del hombre.