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Felipe Ortiz de Zevallos

Con ocasión del bicentenario de la república, la Fundación Manuel J. Bustamante de la Fuente ha decidido otorgar un galardón especial a peruanos muy meritorios en aquellas disciplinas: Historia, Derecho y Economía; en las que ha venido cumpliendo, periódicamente, una valiosa tarea de reconocimiento público. Así, en el caso de Economía, este premio Bicentenario le ha sido otorgado a , quien ya había recibido el correspondiente premio anual hace una década.

Cinco años menor que yo, a Julio lo conocí hace cuatro décadas en los corredores de la Universidad del Pacífico (UP). Ahí yo dictaba a tiempo parcial un curso electivo y él, que fue el primer puesto de su promoción en dicha casa de estudios, empezaba a enseñar Microeconomía Avanzada y Política Monetaria luego de culminar su doctorado en la Universidad de Brown. Con un estilo distraído y algo desordenado –asiduo fumador, que podía confundir la tiza con el cigarrillo–, Julio es un profesor brillante y notable expositor en cursos “duros”. El contenido de estos –gracias principalmente a su contribución– permitió dar un salto cualitativo a la formación teórica que por entonces ofrecía la UP a sus economistas graduados. Algunos de sus primeros alumnos se han desempeñado luego como directores del Banco Central de Reserva (BCR); dos lo acompañan actualmente.

A su valiosa trayectoria académica, Julio suma una genuina vocación por el servicio público. Como director del BCR diseñó el componente cambiario y monetario del plan de estabilización de 1990. Renunció en 1992 ante el cierre arbitrario del Congreso. Siempre ha sido un demócrata comprometido en lo institucional, un liberal en lo social y un ecléctico (ortodoxo pero pragmático) en lo económico. Escucha con atención y empatía, pero no es fácil ganarle una discusión en temas que domina. Cuando oye una barrabasada de algún farolero presuntuoso, de los que abundan en las ciencias sociales, lo enmienda al instante con autoridad y sustento. En sus tiempos libres, disfruta de la música gregoriana: una expresión medieval representativa de la verdad, la bondad y la belleza.

Presidente del BCR desde 2006, la revista “The Banker” lo eligió en 2015 como el banquero central más destacado a nivel mundial. Resaltaron su habilidad para promover, como un hábil neurocirujano de las finanzas, el crédito en soles mientras mejoraba la estabilidad monetaria en un contexto de elevada dolarización. Durante la crisis de 2008, Julio Velarde y el equipo de cuadros técnicos del BCR supieron proveer de suficiente liquidez al sistema bancario peruano para evitar una contracción crediticia como la que se observó entonces en los países desarrollados. Julio combina una especial capacidad teórica para debatir en el aula sobre políticas económicas con una eficaz habilidad práctica para, desde su cargo actual, hacer frente a cualquier emergencia en mercados financieros, que son por naturaleza volátiles y harto desconfiados.

Los presidentes de bancos centrales –actualmente Jerome Powell, Yi Gang, Christine Lagarde, Haruhiko Kuroda– constituyen una cofradía especial. Janet Yellen, quien ocupó el cargo de la Reserva Federal en el pasado, es actualmente la secretaria de Tesoro de Estados Unidos. Al economista italiano Mario Draghi, convocado de emergencia para ser presidente del Consejo de Ministros de su país, se le atribuye haber salvado al euro de una tormenta especulativa cuando ejercía la presidencia del Banco Europeo con una sola frase: “whatever it takes”. El canadiense Mark Carney, presidente del Banco de Canadá durante 2008-2013, lo hizo tan bien durante la crisis financiera que fue inmediatamente fichado –como si se tratara de un jugador estrella de fútbol– para manejar el Banco de Inglaterra entre 2013 y 2020.

En setiembre de este año, Julio Velarde cumple tres lustros de un servicio público ejemplar al mando del BCR. Se menciona la posibilidad de que el próximo gobierno le solicite quedarse por un lustro adicional. Implicaría una decisión muy prudente de las nuevas autoridades, que ofrecería el espacio para una renovada contribución de Velarde a la estabilidad de la economía peruana.

Hace bien la Fundación Bustamante en honrarlo con su premio Bicentenario.