"Los líderes y partidos de izquierda salen perdiendo en algunos de estos países porque estaban en el cargo, no porque los votantes se estén volviendo más conservadores".(Ilustración: Giovanni Tazza)
"Los líderes y partidos de izquierda salen perdiendo en algunos de estos países porque estaban en el cargo, no porque los votantes se estén volviendo más conservadores".(Ilustración: Giovanni Tazza)

La rotunda victoria de sobre Mauricio Macri en las primarias presidenciales del 11 de agosto provocó conmoción en los mercados financieros de Argentina. Pero la victoria de Fernández también sirve como una lección clave para otros países de América Latina: los votantes parecen estar rechazando a quienes están en el cargo mucho más de lo que se están oponiendo a los líderes izquierdistas, lo que sugiere que las próximas elecciones siguen siendo un factor de riesgo clave.

El último ciclo electoral en la región muestra que los votantes están enojados con el statu quo y el ‘establishment’ político. Los líderes y partidos de izquierda salen perdiendo en algunos de estos países porque estaban en el cargo, no porque los votantes se estén volviendo más conservadores. Eso sugiere que el ‘antiestablishment’, o elecciones de cambio, seguirá siendo un riesgo clave para la política en países como el Perú, Ecuador, Colombia y Brasil.

Con la notable excepción de México, en el que la izquierda asumió el cargo con Andrés Manuel López Obrador, los presidentes de derecha o amigos del mercado fueron elegidos en Brasil (2018), Colombia (2018), Chile (2017), Ecuador (2017), e incluso en el Perú un año antes (2016). Muchos expertos interpretaron estos resultados electorales como evidencia de que los votantes estaban rechazando las políticas económicas populistas de la izquierda en favor de los líderes conservadores y amigables con el mercado.

Una explicación alternativa es que los votantes estaban más desencantados con el statu quo. En lugar de echar a la izquierda, la tendencia más amplia en estas elecciones fue deshacerse de los que estaban en el cargo. En países como Brasil, Colombia, Chile, Perú y México, los votantes mencionaron la corrupción como una de sus principales preocupaciones, y la ira contra el ‘establishment’ se estaba extendiendo en todos ellos. Como resultado, la izquierda pagó el precio por estar en el cargo en algunos de estos países mucho más que por sus prescripciones políticas.

Para Argentina, la explicación es mucho más económica. La derrota de Macri este fin de semana fue claramente impulsada por el doloroso ajuste económico y la contracción del 2018. La analogía más cercana para la situación de Argentina bien podría estar en Ecuador, donde el presidente Lenín Moreno ha negociado un acuerdo con el FMI cuyo difícil ajuste podría allanar el camino para el regreso de un candidato respaldado por el expresidente Rafael Correa en el 2021. Al igual que en Argentina, donde los votantes asociaron que había mejores condiciones económicas cuando Cristina Fernández de Kirchner dejó el cargo sin una grave crisis, lo mismo podría ocurrir en Ecuador con Rafael Correa.

Los gobiernos recientemente elegidos en Brasil, Colombia y Chile tienen bajos índices de aprobación, incluso sin una grave crisis económica. Para estos países, la historia es de una clase media desencantada, enojada por los servicios públicos y la corrupción, pero también con un entorno económico más difícil. El resultado son índices de aprobación estructuralmente bajos en comparación con otras regiones como Asia, donde los índices de aprobación promedio están por el 50%.

Todo lo anterior plantea riesgos para las próximas elecciones en el Perú (2020 o 2021), Colombia (2022), Ecuador (2021), Chile (2021) y Brasil (2022), particularmente en un momento en que el contexto económico global parece más peligroso.