Mi testimonio, por Monseñor Raúl Chau
Mi testimonio, por Monseñor Raúl Chau
Monseñor Raúl Chau

El Arzobispado de Lima, siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, ha sido siempre promotor de la caridad y de la ayuda a los más necesitados, impulsando diversas obras sociales y tratando siempre de velar por ellos y mostrarles un camino de esperanza.
En este contexto, el 1 de abril el Arzobispado de Lima firmó un convenio marco con el Seguro Integral de Salud (SIS). Este convenio nunca se implementó, pues se fue determinando que nuestros establecimientos de salud no cumplían los estándares del SIS.  

Ante esta realidad, en el mes de agosto, el entonces asesor presidencial, doctor Carlos Moreno, y los funcionarios del SIS me manifestaron que era totalmente adecuado brindar las atenciones médicas a través de un convenio específico con el arzobispado y una clínica privada, como ya lo venían haciendo con otras instituciones, como es el caso del Sistema Metropolitano de la Solidaridad (Sisol). Esto permitiría que pacientes de escasos recursos pudieran ser atendidos de forma rápida, y sobre todo con equipos de última generación. 

De esta manera, fui convocado a las oficinas del SIS por su gerente financiero, Carlos Aguirre, donde se me explicó que el convenio específico era necesario y cumplía todos los requisitos. Con esta recomendación del SIS y la certeza brindada por el asesor presidencial, el doctor Moreno, experto en temas de salud pública, pensé confiadamente que lo planteado era una buena alternativa. 

El 22 de agosto, a requerimiento del doctor Moreno, el representante legal del arzobispado, Walter Muñoz, y yo fuimos invitados a conocer la Clínica de Osteoporosis S.A.C. y a su gerente, Aldo Peirano. Al observar la calidad del establecimiento, tanto el ingeniero Muñoz como yo nos sentimos impresionados por lo moderno de su edificación y equipamiento. Esta visita se limitó a conocer las instalaciones.

Es así que actuamos de buena fe, confiando en que el procedimiento planteado por dichas personas era transparente y que iba a beneficiar a los más necesitados. Por ello, el 24 de agosto, en una ceremonia protocolar en las oficinas del SIS y ante un grupo de funcionarios y representantes, el Arzobispado de Lima firmó dos convenios, uno específico con el SIS y otro con la Clínica de Osteoporosis, teniendo en cuenta que previamente había sido calificada por el SIS como apta para este servicio.

En la segunda semana de setiembre, al ser informado de los contenidos de los convenios firmados, el cardenal Juan Luis Cipriani mostró su disconformidad y dispuso dejarlos sin efecto, antes que los mismos se ejecutaran. En consecuencia, el 29 de setiembre, el representante legal del arzobispado comunica al gerente financiero del SIS, quien coordinaba la gestión, la decisión de dejar sin efecto los convenios.

Las grabaciones del doctor Carlos Moreno han sorprendido a todos, y de modo especial a mi persona, pues no reflejan en absoluto la finalidad de los convenios. Sin embargo, debo dejar constancia de que hasta entonces lo he conocido como un profesional servicial con las religiosas, sacerdotes y gente necesitada.

Mi tarea pastoral como obispo auxiliar de Lima es mi mejor aval. Rechazo todo acto de corrupción y cualquier intento de agraviar o manipular a nuestro arzobispado, y a la vez espero de corazón que se conozca la verdad.