Claudia Chiroque

Hay abrazos simbólicos sin embargo hay otros bastante sintomáticos circunstancialmente. En el caso del , son incalculables las veces en que entre abrazos y ramos de flores ha querido congraciarse con la presidenta, pero además que sepamos cómo ha dicho en su columna: es intocable.

No es la primera vez que escribo, lamentablemente con el mismo ánimo, sobre el ministro del Interior. Su estadía en el ministerio nos ha dado una y otra vez razones para la crítica, que nunca llega a donde debería porque a la no le importa. Pero hoy, quiero enfocarme en lo que hace meses, ha debido ponerse en marcha, porque mecanismos existen para remover del cargo a quien no da la talla y el corresponsable de hacerlo es el . La pregunta es ¿por qué no lo hacen? ¿Por qué no importa que cada cuatro horas muera un peruano en manos de la delincuencia?

Lo último solo demuestra que los resultados no acompañan la gestión de Santiváñez, declarar en emergencia todo ha sido un error y esa debería ser la principal razón para censurarlo. Y soy categórica en ello: CEN-SU-RAR. Pero en el Congreso hay quienes se rehúsan a hacerlo y creen que aún tienen tiempo de debatir presunciones de inocencia y buscar explicaciones. Y a la luz de las artimañas del ministro, me pregunto ¿realmente vale la pena hacerlo? Claro que no. Toca censurarlo y ajustar a la presidencia a entender que está cartera no puede ser tan volátil como nuestra vida a mano de los delincuentes sino cumplir con la probidad y la eficiencia que el cargo demanda.

Por estos días, la matemática recae en los tibios congresistas a los que parece que hay que mendigarles el sentido común frente a la gravedad de la permanencia de Santiváñez haciéndole cómoda su estadía en Bélgica desde donde fantasea con “estrategias para la criminalidad transnacional” cuando no puede ni con la delincuencia común aquí.

Hace falta una sola firma para lograr ingresar la moción de censura contra el ministro. Y darle trámite como señala el artículo 86 del reglamento del Congreso: “…la deben presentar no menos del 25% del número legal de congresistas. Se debate y vota entre el cuarto y el décimo día natural después de su presentación. Su aprobación requiere del voto de más de la mitad del número legal de miembros del Congreso…”

Así que, a los congresistas:

Ustedes deciden el desenlace que espero no sea celebrado con Leffe (cerveza belga) en mano por Santiváñez que no dudará en publicar esto como un “triunfo democrático”.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Claudia Chiroque es Periodista y abogada

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