Los niños deben tener más de 3 años de edad (cumplidos al 31 de marzo) para poder ingresar al sistema educativo. (Juan Ponce / Archivo)
Los niños deben tener más de 3 años de edad (cumplidos al 31 de marzo) para poder ingresar al sistema educativo. (Juan Ponce / Archivo)
Flor Pablo Medina

Soy parte de esos millones de migrantes que llegaron a Lima entre los años 80 a poblar los “pueblos jóvenes” y soy producto de la . Estudié en un colegio pequeño y de esteras. Nos faltaban muchas cosas, pero esas carencias materiales no marcaron mis recuerdos; lo que sí marcó mi trayectoria educativa fue mi profesor Ricardo Villanueva. Él me enseñó que un maestro toca el alma de las personas, que la educación transforma vidas y permite que cada ser humano pueda desarrollar el máximo de su potencial sin importar el lugar donde haya nacido. Quizás por él soy profesora.

Ahora asumo el reto de conducir políticas educativas que cambien la vida de la gente, con una visión optimista. Continuaremos con las grandes reformas, ajustando aspectos de su implementación y abordando estratégicamente líneas de acción que pongan por delante a las personas. Solo así podremos llegar al 2036 con una educación adecuada a nuestras diversas realidades.

Estos son mis compromisos:

Confianza de los docentes. Existen maestros realmente comprometidos con la educación. Queremos darle prioridad, de manera significativa, a su formación a través de recursos adicionales a los institutos de educación superior pedagógica. Nuestro compromiso es capacitar a cien mil de educación básica para desarrollar sus potenciales. Apostamos por mejorar la carrera pública magisterial a través del diálogo con los docentes y la creación de nuevos puestos dentro de la carrera.

Formación ciudadana. Educamos desde la escuela, la familia y la comunidad para tener mejores ciudadanos. Desde esta visión seguiremos trabajando en la implementación progresiva del currículo nacional, poniendo énfasis en aprendizajes relevantes para la vida.

Colegios amables, sin discriminación y libres de violencia. Nuestro compromiso es impulsar la campaña Tolerancia Cero ante todo tipo de discriminación y violencia, para lo cual capacitaremos a docentes, directivos, auxiliares y familias con herramientas de soporte para la gestión de la convivencia.

Diversidad. Los estudiantes con condiciones especiales de cultura y lengua materna son una prioridad en nuestra gestión. Pondremos énfasis en modelos de servicios diversificados que aseguren una trayectoria exitosa a estos estudiantes. Asimismo, impulsaremos la inclusión de los estudiantes con capacidades especiales.

Gestión moderna en escuelas rurales. Se ha iniciado un proceso de ordenamiento del servicio en ámbitos rurales para dejar progresivamente el modelo de escuelas “unidocentes” y pasar a tener escuelas que cuenten con un director y con condiciones para asegurar que los estudiantes concluyan la educación básica y se vinculen a la educación superior o al mundo del trabajo. La profesión docente debe ser exclusiva. Nuestro compromiso es fortalecer la gestión educativa descentralizada.

Infraestructura. Sin duda, es urgente la creación de nuevas escuelas y su mantenimiento. Para el año 2019, tenemos como meta entregar mil instituciones educativas. Nuestro compromiso es incrementar la inversión e implementar una estrategia de desconcentración del Programa Nacional de Infraestructura Educativa y de transferencia de presupuestos a los gobiernos locales, otorgando asistencia técnica adecuada para cumplir con los estándares de calidad en la ejecución de las obras de infraestructura.

Educación superior. Se requiere ordenar y relacionar las acciones de licenciamiento y acreditación, así como avanzar en el aseguramiento de la calidad de la universidad y los institutos. Estamos desarrollando el Marco Nacional de Cualificación que asegure una línea de formación continua. Nuestro compromiso es contar con una política de educación universitaria que se articule con la tecnológica, artística y pedagógica para facilitar la inserción de los estudiantes en el mercado de trabajo.

Está claro que lograr estos compromisos exige la participación activa de los maestros, padres de familia, gobiernos regionales y locales y, en general, de todos aquellos aliados de los sectores público y privado que participan y saben que una buena educación es imprescindible para el desarrollo sostenible de nuestro país.

Miles de familias esperan recibir una buena educación para sus hijos y estos compromisos deben unirnos.