
A puertas del inicio del año escolar, es oportuno reflexionar sobre cómo estamos avanzando en el sector y analizar acerca de cómo la tecnología puede contribuir al cierre de brechas en la educación.
Bien sabemos cómo la tecnología revoluciona la forma en que vivimos, trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Primero fue la llegada de la computación, luego el internet y la era de los dispositivos móviles. Hasta hace un par de años decíamos que la inteligencia artificial era el futuro. Hoy sabemos que es el presente un nuevo paradigma en el que ya estamos inmersos y que conlleva nuevos retos tanto para los estudiantes como para los docentes. Nos encontramos en un momento de la historia en el que la creatividad y la flexibilidad toman vital importancia. Vale mencionar que en la última prueba PISA se tomó en cuenta el desarrollo del pensamiento creativo entre los estudiantes. Como país no obtuvimos los mejores resultados lo que es un llamado de atención y una oportunidad de cambio.
Los resultados de la prueba reflejaron falta de capacidad para generar pensamientos, ideas originales y soluciones novedosas; sin embargo, el 91% de nuestros estudiantes resaltó que las actividades creativas los motivan a estudiar y aprender mejor.
En este contexto, la tecnología se presenta como un aliado estratégico. Dentro de sus múltiples ventajas, permite explorar una amplia gama de recursos educativos, investigar y acceder a contenidos actualizados. No obstante, tener acceso a ellas y saber utilizarlas no es suficiente. La capacitación constante de los docentes en tecnologías emergentes es crucial para garantizar que los estudiantes no solo mejoren su aprendizaje, sino que también desarrollen competencias digitales que les permitan enfrentarse al mundo laboral con éxito.
Según un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 40% de los docentes peruanos cuenta con habilidades digitales básicas, pero solo el 13% tiene competencias digitales avanzadas.
A nivel local, existen acciones concretas que se están desarrollando hace varios años. Programas como “Comprometidos con la Educación”, desarrollado por la Fundación Telefónica Movistar en conjunto con Fundación ‘la Caixa’ han beneficiado a más de 550 mil estudiantes y docentes en el Perú durante el 2024, brindándoles herramientas tecnológicas y fortaleciendo sus competencias digitales. Este tipo de esfuerzos y logros son el resultado de la sinergia clave entre empresa privada y el Estado -como con las Direcciones Regionales de Educación y UGEL- para democratizar el acceso a una educación de calidad en todas las regiones del país.
El impacto positivo de integrar la tecnología en la educación puede observarse en casos como el de la profesora María Teresa Cornejo (Arequipa), quien ha implementado en su propuesta educativa el desarrollo del pensamiento computacional, crítico y creativo a través de las actividades en el aula. La docente Cornejo considera que, tradicionalmente, la comprensión lectora y el pensamiento lógico determinan el éxito de una persona, pero quienes no desarrollen su pensamiento computacional, van a ser analfabetos; porque no van a entender cómo funcionan estas tecnologías. La profesora Cornejo busca que sus alumnos lleguen a ser productores de contenido y no solo consumidores.
El impacto de integrar tecnología en la educación se revela en una encuesta global que realizamos en nuestro programa educativo: más del 76% de los docentes que implementaron herramientas digitales en sus aulas reportaron mejoras en las competencias digitales y curriculares de sus estudiantes. Estos resultados refuerzan la importancia de seguir priorizando iniciativas que promuevan la integración tecnológica en todos los niveles educativos.
En definitiva, la formación en competencias digitales es una necesidad y, también, una apuesta estratégica por el futuro de la educación en el Perú: cada docente que refuerce sus conocimientos tendrá mejores herramientas y contribuirá con el engranaje hacia un sistema educativo que prepare a las futuras generaciones hacia los desafíos de un mundo digital en constante evolución.