(Foto: Captura TV)
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Marco Sifuentes

“La actual selección es más sólida en cooperación, pero el profe da gran libertad en el mediocampo. A diferencia de las anteriores, incluyendo la que casi clasifica para el 98, están realmente mentalizados, no se confían ante ningún rival y se les nota de verdad el hambre de gol”.

Si bien el párrafo anterior describe, según el consenso de sus analistas, a la actual selección peruana de fútbol, también podría funcionar como la descripción ideal, genérica, de lo que debería ser un equipo ganador. De lo que podría ser, por ejemplo, un Gabinete Ministerial. Pero el actual seleccionado de PPK es, literalmente, todo lo opuesto.

Veamos: el Gabinete no coopera entre sí. Ya se vio en la huelga magisterial. Mientras, los ministerios de Agricultura y el de Producción se enfrentan, literalmente, por un Sublime. Y esta semana, Zavala dijo que el LUM no debe ofender a nadie (¿ni a asesinos ni a corruptos?) y un Salvador reconverso le contesta que sí, duh, que obviamente tiene que incomodar.

Lo peor es que, si se fijan, no hay iniciativa de juego. En el mediocampo solo tienes a gente ratoneando. Sin un liderazgo real, muchos jugadores que podrían destacar en la cancha (y hay varias individualidades que podrían aportar mucho más) amarran bola, se desconcentran, patean con la zurda cuando era con la derecha, ‘Cóndor’, con la derecha.

¿Recuerdan cuando se reveló quiénes habían sido convocados? Cuánta expectativa. Se habló de un equipo de lujo. Pero lo que había eran grandes individualidades que terminaron desperdiciadas porque nunca hubo un equipo. Podría estar hablando aquí de la selección anterior (con sus “cuatro fantásticos”, jugadores con carreras notables, pero que nunca cuajaron con la Bicolor), pero también aplica para el actual Gabinete (y sus ministros con carreras “de lujo” que siguen sin formar un equipo).

Están pagando el precio de salir confiados a jugar en cancha ajena. Una mayoría opositora significa que estás en terreno rival. No importa que tengas a cracks que ganaban mucho más en el extranjero. Porque en este partido el ‘fair play’ se fue al carajo. No puedes estar como si nada con un rival faltoso, que se tira al piso sin que lo toques, que le saca tarjeta roja al goleador del torneo y que, si el Movadef te lesiona aventándote una piedra desde la tribuna, igual te quita la pelota y quiere meter su gol. No puedes contemplar todo desde la banca con pecho frío, tomarlo con humor inglés.

Obviamente el fútbol no es igual que la política, pero sí existen líneas generales a la hora de construir y comandar un equipo. Líneas generales que este gobierno, lleno de cracks desubicados, parece ignorar. Quizás es hora de que PPK deje el squash por un segundo y voltee la mirada a Gareca. Después de todo, como dijo Andrés Edery, el profe y sus muchachos tienen más posibilidades de llegar al 2018 que este gobierno.