"No se aceptan devoluciones", por Pedro Canelo
"No se aceptan devoluciones", por Pedro Canelo
Pedro Canelo

Si Augusto Ferrando reviviera con su “Trampolín a la fama”, lo primero que gritaría al ver un partido de la selección peruana de fútbol es: "¡¡No tiene nada!!". Como ese concursante perdedor del recordado "Haga negocio con Cuco", ha levantado ilusionado ese balde vacío de pintura para ver qué le tocó y no encontró siquiera un premio consuelo.

Que en la Federación Peruana de Fútbol le escondan el pasaporte a Gareca, que le inventen un juicio de alimentos para que tenga impedimento de salida, que hagan cualquier cosa para que este ‘Tigre’ no se regrese a su país. Basta mirar diez minutos del partido entre Perú y Venezuela para saber que no encontraremos otro kamikaze que acepte venir para dirigir a nuestra querida selección. Si Gareca se nos va, la única opción que nos quedaría es llamar a los “Tres Chiflados” o a Murdock, ese atolondrado personaje de “Los Magnifícos” que era capaz de subirse a pilotear un avión sin alas.

Esos once muchachos que salieron al campo de fútbol (americano) de Fort Lauderdale serán la base de nuestra selección por los próximos cuatro años. Sumen a Paolo Guerrero, y, quizá, la aparición milagrosa de un zaguero central y listo. No hay más. ¿Qué estará pensando en estos momentos Ricardo Gareca? ¿Se habrá desanimado? Difícil pregunta que ni Agatha Liz ni Haiyimi podrían responder, porque este avivado técnico argentino no está dando clases maestras de cómo contestar una interrogante sin decirte nada. 

-"Profesor ¿por qué llamo a Pizarro?". 
-"Porque es peruano". 

-"¿Cómo va a jugar Perú ante Venezuela?"
-"Con once futbolistas".

Cuando Ricardo Gareca quiera patear el tablero hay que decirle como a esos taxistas que te quieren aumentar la tarifa "porque hay demasiado tráfico, pues varón": un trato es un trato, lo firmado se respeta, no se aceptan devoluciones. Ojalá no sea necesario y que este ex delantero se ponga el overol para que trate de hacer caminar a ese destartalado triciclo llamado Perú. Si sobrevive a esto, después podrá aceptar hasta ser el doble cinematográfico de Chuck Norris.

, está detrás de las “poderosas” selecciones de Guinea Ecuatorial y de la República Democrática del Congo. Derrotas como las sufridas ante Venezuela solo son una oportuna advertencia de la realidad. Vamos a seguir peleando con los últimos de la fila, aceptemos eso. Y que Ricardo Gareca no se vaya hasta el último día de las Eliminatorias. Optimismo y mucho trabajo, profesor. Como diría Cerati, gracias por venir.  Solo por aceptar dirigir a Perú, Gareca califica como tipo raro. Es un “Tigre”, pero un tigre de bengala o un tigre dientes de sable. Una especie en vías de extinción.