La buena noticia para América Latina es que la crisis económica por la pandemia del 2020 ya tocó fondo, y que la economía de la región va a crecer este año. Pero la mala noticia es que veremos una recuperación a cámara lenta, y que América Latina será la región del mundo que menos crecerá en el 2021.
Esa es la conclusión que saqué tras hablar con varios de los principales economistas internacionales que estudian América Latina. Y, aunque siempre hay que tomar los pronósticos económicos con pinzas, algunas de las razones que me dieron para apoyar sus predicciones suenan bastante convincentes.
Mientras que la economía mundial crecerá un 5,2% en el 2021, y la del conjunto de los países en desarrollo crecerá un 6%, la economía de América Latina subirá apenas un 3,6% este año, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas hace una proyección similar: dice que las economías latinoamericanas crecerán en un promedio de 3,7%, muy por debajo del promedio mundial.
Más específicamente, México crecerá un 3,5% este año, Brasil un 2,8%, Argentina un 4,9%, Colombia un 4%, Chile un 4,5% y Perú un 7,3%, según el FMI.
Hay dos razones principales para la recuperación más lenta de América Latina. La primera es que recién está saliendo de una crisis económica terrible, la peor en más de un siglo.
La segunda es que este será un año electoral en varios países de la región, y la posibilidad de que ganen candidatos populistas radicales en varios frenará –por lo menos temporalmente– las inversiones privadas.
Alejandro Werner, jefe del departamento del Hemisferio Occidental del FMI, me dijo que es poco probable que América Latina alcance su nivel económico del 2019 hasta el 2024.
Además de la brutal caída económica del año pasado, las elecciones legislativas y presidenciales en varios países pueden crear “incertidumbre” política y una “actitud de espera” entre los inversores, me dijo Werner.
Argentina y México tendrán elecciones legislativas clave este año, mientras que Chile, Perú, Ecuador y Honduras tendrán elecciones presidenciales.
Muchos temen que el descontento social por la actual crisis económica lleve a la elección de líderes populistas radicales.
Yo no creo que veamos un colapso político o económico en América Latina este año. Es probable que los dos mercados más grandes de la región, China y Estados Unidos, crezcan más de lo que se pensaba hace unas semanas, y compren más productos de la región.
Pero hay otras tendencias que me preocupan más que el posible resultado de las elecciones de este año, porque tendrán impacto mucho más duradero.
Una de ellas es el hecho de que los niños latinoamericanos, que ya estaban rezagados con respecto a sus contrapartes en otras partes del mundo, han perdido un año escolar completo en el 2020. Perdieron más meses de estudio que los niños de Estados Unidos, Europa o China, porque mientras los estudiantes del hemisferio norte tuvieron sus vacaciones de verano en medio de la pandemia, el año escolar en gran parte de América del Sur va de marzo a diciembre.
Otra tendencia que me preocupa es que, mientras que la pandemia aceleró el movimiento hacia la economía digital (el trabajo remoto, el comercio electrónico, la telemedicina, etc.), hay datos alarmantes de que la región se está quedando aún más rezagada tecnológicamente.
Mientras que el 40% de la gente en los países desarrollados tiene trabajos que se pueden realizar en línea, y el promedio en el mundo en desarrollo es del 28%, en América Latina es solo el 20%, según el FMI.
Todo esto significa que América Latina tendrá una fuerza de trabajo menos calificada y más tecnológicamente atrasada.
En resumen, este año será mejor que el 2020. Pero si los países de la región no se ponen las pilas para mejorar su calidad educativa y su infraestructura tecnológica, la crisis económica del año pasado se puede prolongar durante buena parte de esta década, si no más.
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