"Con los hospitales venezolanos afrontando una escasez crónica de medicamentos y suministros, y sufriendo por la migración masiva de médicos en los últimos años, Venezuela es uno de los países más vulnerables ante el virus". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Con los hospitales venezolanos afrontando una escasez crónica de medicamentos y suministros, y sufriendo por la migración masiva de médicos en los últimos años, Venezuela es uno de los países más vulnerables ante el virus". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Andrés Oppenheimer

Hay un creciente consenso entre los economistas internacionales de que será el país latinoamericano más afectado por la combinación de la pandemia del y el colapso de los precios mundiales del petróleo. Es probable que millones más de venezolanos emigren a otros países, agravando lo que ya es una de las mayores crisis de refugiados del mundo.

Aunque Colombia, Ecuador, Brasil, México y otros países se verán afectados por el colapso de los precios mundiales del , ningún otro país de la región se verá tan afectado como Venezuela. El país depende del petróleo para el 85% de sus finanzas públicas, comparado con el 8% de Colombia o el 35% de Ecuador.

El año pasado, las exportaciones de petróleo de Venezuela ya habían caído a US$9.000 millones, de US$73.000 millones en el 2011. Ahora, es probable que caigan aún más rápido, porque las sanciones de Estados Unidos a sus exportaciones de petróleo y un sobreabastecimiento de crudo en los mercados mundiales harán casi imposible que Venezuela pueda exportar su petróleo por encima de los precios de producción.

El desmoronado monopolio estatal petrolero PDVSA ya está ofreciendo su petróleo con tasas de descuento del 23%, vendiéndolo a US$14 por barril.

Para complicar las cosas, el régimen de no tendrá recursos para afrontar la crisis del coronavirus.

Con los hospitales venezolanos afrontando una escasez crónica de medicamentos y suministros, y sufriendo por la migración masiva de médicos en los últimos años, Venezuela es uno de los países más vulnerables ante el virus.

Además, el envejecimiento de la población venezolana aumenta las posibilidades de un rápido contagio. La mayoría de los casi 5 millones de venezolanos que han huido del país en los últimos cinco años son jóvenes, que han dejado atrás a las personas mayores, las más vulnerables al contagio.

Para empeorar las cosas, la desaceleración de la economía mundial y la depreciación de las monedas latinoamericanas reducirán las remesas de los venezolanos que viven en el exterior a sus familiares en el país. El colapso económico de Venezuela ha hecho que muchos venezolanos dependan de los envíos de dinero de sus familiares en el extranjero.

“Es una tormenta perfecta”, tuiteó el experto en petróleo de la Universidad de Rice, Francisco J. Monaldi, la semana pasada, refiriéndose a factores simultáneos que están hundiendo aún más a la economía de Venezuela.

Alejandro Werner, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, me dijo que la economía de Venezuela ya se ha derrumbado en 60% en los últimos cinco años, más que ninguna otra en el mundo. La reciente proyección del FMI de una disminución adicional del 10% este año pronto podría ser revisada a la baja, agregó.

Considerando el catastrófico panorama que pintan los economistas, la gran pregunta ahora es si esta “tormenta perfecta” tendrá algún impacto político en Venezuela.

Podría desencadenar una nueva ola de migración masiva de venezolanos, mayor aún que la crisis de refugiados de Siria, o generar una nueva ola de protestas antigubernamentales dentro del país.

Y también podría acelerar el declive de Venezuela hacia un Estado fallido, sin ley, cada vez más dependiente del tráfico de drogas y la minería ilegal. Tal como me dijo un alto funcionario brasileño la semana pasada, existe un creciente temor en las cancillerías latinoamericanas de que Venezuela se convierta en un “país fragmentado”, con algunas áreas controladas por la dictadura de Maduro y otras por varios otros grupos de narcotraficantes y guerrilleros.

Es difícil decir cuál de estos escenarios es el más probable. Pero una cosa parece clara: el colapso de Venezuela se acelerará en los próximos meses por las crisis del coronavirus y el petróleo, y eso se hará sentir en toda la región.


–Glosado y editado–

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