"Crimen y castigo", por Pedro Canelo
"Crimen y castigo", por Pedro Canelo
Redacción EC

PEDRO CANELO

David no pudo ser Goliat. Sus padres, sus queridos padres, a pesar de haber enceguecido por la fuerza del cariño aún lo querían ver como un hombre gigante. Pero ayer David Sánchez Manrique-Pancorvo se redujo hasta el estado más ínfimo de su existencia por asesinar a Walter Oyarce en la tribuna de un estadio. Porque ser condenado a la cárcel por homicidio es sentenciarse también al grado mínimo de la condición humana.

Condenados. para José Luis Roque Alejos, alias ‘Cholo Payet’, y para David Sánchez Manrique-Pancorvo, alias ‘Loco David’. Después de , Walter puede al fin descansar en paz. En un país como el Perú donde se respira impunidad por las calles, es saludable este capítulo final. Que los niños, que los jóvenes y que todos en este país entiendan que el crimen sí se paga. No es una cuestión de equipos, de hinchajes, ni de banderolas. Es solo el desgarrado grito de justicia de una familia que aún sigue reuniendo los pedazos de su corazón roto.

David se quedó sin estrella. Sus noches serán cada vez más oscuras y tendrá que pedir permiso para mirar al sol. Ya tenemos castigo para ese delito urbano llamado vandalismo de estadio. Que esa lección sea bien anotada por todos esos asesinos por naturaleza que llegan a los campos de fútbol disfrazados de barristas. El condenado es un hincha de la ‘U’ pero pudo ser de Alianza, Cristal o de un club de provincia. No importa el club. Importa la vida y el derecho que tenemos todos de defenderla.

Nuestro fútbol es uno de los más pobres del continente porque cada vez menos familias deciden visitar los estadios. Pocos padres quieren asumir el riesgo de ser atacados por tanto desadaptado que camino suelto por las calles, como si la vida no valiera nada. Hoy tenemos un precedente penal para fumigar tanta violencia dentro de los recintos deportivos. Acabemos con esa moda de incentivar el radicalismo de las barras bravas. No es ‘chévere’ ni ‘cool’ ponerte una camiseta de un club y guardar un cuchillo debajo del pantalón jean. No es necesaria la apología a líderes de barras (como si fueran Sarita Colonia o la Melchorita) en obras de teatro o en series de televisión. No le demos exposición a tanto delincuente ni siquiera para que cuenten un chiste en una cámara de TV.

Ayer no solo fue condenado el ‘Loco’ David, sino todos los otros bandoleros que siguen infiltrados en las tribunas. La principal sentenciada ha sido la violencia. Sánchez Manrique recibió solo 35 años, pero la delincuencia de estadio ha recibido una advertencia de por vida. Y esa es la mejor de todas las cadenas perpetuas.