
Más de 30 exministros de Relaciones Exteriores de 13 países latinoamericanos, de posiciones políticas muy diversas –incluidos José Antonio García Belaunde, Diego García Sayán, Eda Rivas y Allan Wagner–, se han pronunciado en favor de que “América Latina recupere su voz […] en defensa de principios en los que siempre ha creído” (El Comercio, 17/1/2025). Mencionan la “prohibición del uso de la fuerza y de la amenaza del uso de la fuerza contra la integridad territorial de un país”, recuerdan la relevante participación de Latinoamérica en la elaboración de la Carta de las Naciones Unidas e insisten en principios como la proscripción de la conquista territorial.
Recordando los horrores de la Segunda Guerra Mundial, advierten sobre “el desmoronamiento del orden internacional”, es decir, de los “consensos normativos y principios que han regulado las relaciones entre las naciones” desde aquel aciago momento, incluido el “principio sagrado de no agresión”. Consensos que están siendo reemplazados, sostienen, “por bloques de poder construidos alrededor de la ley del más fuerte”.
Los firmantes defienden la inviolabilidad del territorio y califican de “devastadora” la invasión de Ucrania. Expresan su solidaridad con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y rechazan las aspiraciones del presidente Donald Trump sobre el canal. Plantean la indeclinable defensa de los derechos humanos. Condenan la campaña contra civiles en Ucrania, la “destrucción, hambruna y muerte, en especial de mujeres y niños inocentes […] en Gaza”, y los “ataques terroristas de Hamas a civiles indefensos”. El manifiesto denuncia las violaciones al libre comercio y al uso de “los aranceles como herramienta de presión política, violando las reglas concertadas en la OMC”. Critica el manejo de las políticas migratorias y se plantea el “desarrollo de políticas […] que se correspondan con los principios aceptados del derecho internacional”.
Critican el debilitamiento de los compromisos en la lucha contra el cambio climático: “Pocos países cumplen con las metas de reducción de emisiones; algunos incluso amenazan con abandonar el Acuerdo de París”. Cierran el punto con una advertencia persistentemente olvidada por nuestros gobernantes: “Nadie tiene más que perder que América Latina, el continente de la biodiversidad”.
Llaman a la región a recuperar el protagonismo, a concertar por encima de las diferencias, a identificar los intereses compartidos y a salir en defensa del derecho internacional ahora asaltado, proponiendo un “multilateralismo renovado”. Urge que los escuchemos.