Determinismo, por Marco Aurelio Denegri
Determinismo, por Marco Aurelio Denegri
Marco Aurelio Denegri

Teoría según la cual los fenómenos naturales y los hechos humanos están completamente determinados por sus causas y son el resultado de ellas. Cuando Andrés Oppenhemier entrevistó al multimillonario William Gates le preguntó si habría sido posible que hiciera todo lo que había hecho en su tierra natal, en los Estados Unidos, si hubiera nacido en el Paraguay. Bill Gates dijo que en el Paraguay habría sido agricultor o empleado de banco o de ministerio, pero naturalmente no habría podido hacer lo que había hecho en los Estados Unidos. Éste es un claro ejemplo del determinismo que ejerce o puede ejercer la tierra natal o lugar de origen. Walter Ledgard, el famoso nadador, me decía que los negros nunca se han distinguido en natación; en otros deportes sí, pero en natación, nunca. Parece que ello se debe al tipo de piel que tienen, que no es idóneo para el deslizamiento. Es un caso de determinismo biológico.

Libertad
Facultad que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra o de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. El hombre es responsable de lo que hace o de lo que no hace. Unamuno decía y con razón que el ejercicio de la libertad será siempre problemático, porque ejercerla debidamente presupone que nos esforcemos y nos responsabilicemos, pero el esfuerzo y la responsabilidad han disgustado siempre al ser humano. Erich Fromm ha demostrado que existe el miedo a la libertad y Curzio Malaparte decía que basta ver lo que ocurre en el mundo para darse cuenta de que la libertad apesta tanto como la esclavitud. Luis Buñuel, por su parte, manifestaba con acierto que la imaginación es libre, pero el hombre no.

La compulsión de matar
En los primeros ciento cincuenta años de los últimos doscientos, en el Occidente civilizado (supuestamente civilizado), la principal ocupación del hombre ha sido matar. Cada minuto, un ser humano ha dado muerte a otro ser humano. En los últimos cincuenta años, la pausa entre una y otra muerte violenta se ha reducido a un tercio; es decir que actualmente cada veinte segundos un hombre mata a otro hombre. “El hombre –dice Vargas Llosa– necesita matar. Comenzó haciéndolo hace millones de años, porque era la única manera de sobrevivir, de comer, de no ser matado. Y ha seguido haciéndolo siempre, en todas las épocas de su historia, de manera refinada o brutal, directamente o a través de testaferros, con puñales, balas, ritos y símbolos, porque si no lo hiciera se asfixiaría, como un pez fuera del agua.” (Mario Vargas Llosa, El Lenguaje de la Pasión, 222.)