"Un dilema para Humala", por Juan Paredes Castro
"Un dilema para Humala", por Juan Paredes Castro
Redacción EC

JUAN PAREDES CASTRO ()
Editor central de Política

Si el presidente no ha tomado distancia en su fuero interior del chavismo de , hoy tendría mayores razones que nunca para hacerlo.

Veamos por qué esto representa un incómodo dilema para el mandatario peruano:

1. Se hace paso del autoritarismo de a la dictadura de Nicolás Maduro. Su violenta escalada represiva contra la oposición democrática parece expresar el dramático temor de estar perdiendo poder y de ya no importarle a qué costo social, político y económico quisiera conservarlo.

2. Muchos elementos del modelo chavista, como el continuismo presidencial y la gradual asfixia económica y legislativa de , aún subsisten en la visión del humalismo militante y gobernante.

3. Al margen de cuánto pueda durar todavía Maduro en el gobierno, la idea de una Venezuela como eje del ALBA en Sudamérica (Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú), y como puente con Nicaragua en América Central y con Cuba en el Caribe, se despinta y disuelve cada vez más, en la medida que se ahonda el deterioro político y supuestamente estratégico del chavismo.

No sabemos hasta qué punto Humala es consciente del desastre del modelo chavista, al cual quería llevarnos el 2006 e inclusive el 2011, pero de cuyo camino lo apartó la hoja de ruta democrática que le permitiría alcanzar el poder, aunque siguiera pensando lo mismo.

Quizás ha llegado el momento de que el presidente Humala, por encima del devocional recuerdo que le merece su amigo Hugo Chávez ), pueda marcar una real y efectiva distancia, a nombre propio y de su gobierno, de la dictadura de Maduro.

No puede insistir en el doble juego de ser cabeza de un régimen democrático, que él hace todo lo posible por mantener, y honrar al tiempo de mostrarse absolutamente tolerante con el régimen venezolano, cuyas actuales violaciones a los derechos civiles y humanos en Caracas debieran ya ser claramente denunciadas por el Perú.

Se trata de imponer una distancia en términos de respeto mutuo, que en nada debe alterar las buenas relaciones entre peruanos y venezolanos, todos con pleno derecho a vivir, aquí y allá, en paz y en democracia.

también coloca en crítica situación otro doble juego en este lado del mundo: la de aquellos gobiernos populistas y estatistas, que una vez que alcanzan el poder por medios democráticos, suprimen las autonomías institucionales y secuestran las votaciones populares, en su afán de perpetuarse en el poder.

Frente a este fantasma del continuismo presidencial prevalece entre nosotros la preocupación por un solapado proyecto reeleccionista que no ha sido descartado oficialmente. Es decir: no hemos tenido pronunciamiento alguno del gobierno ni del partido del gobierno que le devuelva al país la convicción de que sus reglas de juego democráticas van a ser respetadas.