"El dólar sirve mejor para productos de alta tecnología o alto valor, y el sol para asuntos más domésticos".  (Foto: El Comercio)
"El dólar sirve mejor para productos de alta tecnología o alto valor, y el sol para asuntos más domésticos". (Foto: El Comercio)
Rolando Arellano C.

¿Cuánto valía el en el año 2000? Si no me lo pregunta el economista Elmer Cuba en un encuentro reciente, no hubiera notado que valía S/3,40, exactamente lo mismo que hoy. Y eso me hizo ver que todos nos acordamos de las terribles épocas de hiperinflación, pero pensamos poco en las grandes ventajas que nos da hoy la .

Así, no percibimos que somos realmente mundializados, pues el Perú es uno de los pocos países –y tal vez el único– en donde funcionan libremente la moneda nacional y el dólar americano. Con ello, las fluctuaciones de precios del mundo se reflejan inmediatamente aquí, evitando distorsiones o retrasos que pueden resultar nocivos.

Y aquí cada moneda tiene funciones diferenciadas, pues, lo vemos en nuestras consultorías de precios, el dólar sirve mejor para productos de alta tecnología o alto valor, y el para asuntos más domésticos. ¿Un auto, un televisor o un teléfono? En dólares suena mejor. Nunca para comidas o un corte de pelo. Y no es que el dólar gana la batalla del tiempo sino que sucede lo contrario. Si antes la dolarización era un peligro (ver Arellano EC, abril 2005, “La oportunidad del sol”), progresivamente el sol ha ido ganando fuerza, y cada vez más operaciones se hacen en moneda nacional.

Las buenas noticias siguen, pues a diferencia de cuando el sol se devaluaba en millones, mucho más que todas las economías cercanas, en las dos décadas recientes esas economías han sufrido cambios mucho mayores que los nuestros. Así, sin citar el extremo de Venezuela ni el caso de Argentina, en el mismo lapso los pesos mexicano y colombiano han visto reducir su cambio casi a la mitad, y hasta el peso chileno ha perdido más de un tercio de su valor frente al dólar. Nosotros seguimos a S/3,40.

Y la presencia cotidiana del dólar se da sin renunciar al derecho de administrar nuestra moneda, como se ve, por ejemplo, en Ecuador, que dejó el sucre para pasar al dólar. Quizás por eso aquí nuestro Banco Central de Reserva no solo es respetado, sino hasta querido. ¿En qué otro lugar del mundo ocurriría que un banquero central sea imitado, gentilmente, en programas humorísticos populares? El presidente del BCR, Julio Velarde, tiene ese gran mérito.

En fin, entre los años 70 y 80, en pleno período de hiperinflación, se bromeaba sobre una publicidad de la línea estatal Aero-Perú, que decía “Vuela por la ruta del sol”. Eso, porque el valor del sol peruano caía cada día y, supuestamente, caería igual todo aquel que subiera a un avión de la línea de bandera. Hoy tenemos la suerte de que la ruta del sol sea muy estable y sin caídas. Aprovechemos para volar más lejos con la estabilidad que ella nos da. Que tengan una gran semana.