Todavía no terminamos de asimilar la noticia de la fallida moción de vacancia presidencial, pero la política peruana ya nos avienta un nuevo capítulo en la cara: el desfile de candidatos para las elecciones generales 2021.
Hay tres variables, estimado lector, que va a necesitar tomar en cuenta para digerir los eventos de la semana que termina y de la que está por venir. La primera es que existen 24 partidos con inscripción vigente según el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones. Ello significa que solo ellos tienen autorización para postular a las elecciones. Aquellos líderes que quieran postular y no formen parte de uno de aquellos partidos deberán buscar uno que los acoja, de ahí las movidas recientes como las de Verónika Mendoza o Daniel Salaverry.
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La segunda variable importante es la fecha límite del 30 de setiembre. Según la normativa electoral, las personas que quieran postular a la presidencia deben haberse inscrito en el partido por el cual lo harán y podrán hacerlo como máximo hasta este miércoles. Es de esperarse, entonces, que en los próximos días continuemos viendo una avalancha de ‘jales’ electorales mientras los partidos terminan de concretar la adición de las personas que luego podrán inscribir como parte de sus planchas presidenciales.
La tercera variable para tomar en cuenta –y acaso la más importante– es la de cancelación de la inscripción de los partidos políticos. En agosto del 2019, como parte del paquete de reformas políticas que aprobó el Congreso anterior, se modificó la legislación electoral para que aquellos partidos que no participasen en los comicios nacionales no mantuviesen su inscripción. Hasta antes de esta modificatoria, las organizaciones políticas solo perdían la inscripción si es que no participaban en dos elecciones consecutivas. Es decir, si un partido había participado en la elección del 2016, podía no participar en la del 2021 sin ser cancelado. Ello les permitía a las organizaciones realizar el cálculo político de lanzar una candidatura, pero retirarse a mitad de camino si es que esta no recibía apoyo de la ciudadanía en las encuestas.
En la elección presidencial del 2021, todos los partidos están obligados a participar. Ello supone varios cambios en la lógica política detrás de las candidaturas. En primer lugar, los partidos pequeños o con poco respaldo electoral tenderán a buscar alianzas para poder pasar la valla electoral. En segundo lugar, la búsqueda de un candidato viable es más importante que nunca. Los partidos relativamente grandes como Acción Popular o Alianza para el Progreso, que no estén interesados en buscar alianzas, deberán concentrarse en encontrar candidatos con potencial, atractivos para la ciudadanía, sea dentro o fuera del partido.
Así, el frenesí que normalmente acompaña el inicio de la carrera electoral va a ser más intenso en los próximos cinco días. Los partidos políticos enfrentan nuevas reglas de juego que aumentan la presión sobre las decisiones que tomen en la semana que viene, pues únicamente tendrán disponibles las ‘fichas’ que logren inscribir hasta el 30 de setiembre.
Esperemos que el reacomodo de los actores políticos que veamos en estos días nos transmita la tan necesaria sensación de esperanza que requiere el país y que anticipe una mejora en la oferta política con miras a los comicios del 2021. Será interesante, sin duda, ver cómo las encuestas, que hasta el mes pasado han recogido la intención de voto en base a candidaturas hipotéticas, reflejan la reacción ciudadana frente a la recomposición de la parrilla de opciones que los partidos logren concretar.