Estrellados contra Orión, por Raúl Castro
Estrellados contra Orión, por Raúl Castro
Redacción EC

Entre enero y octubre del 2013 tuvimos en Lima 89 personas fallecidas por accidentes producidos por unidades de transporte público, sean estas buses o camionetas medianas. Es decir, las llamadas o coasters.

Más de ocho muertos por mes, más de dos por semana, en diez meses,  según cifras oficiales de la policía.

La cantidad de amonestaciones (papeletas) aplicadas a sus conductores por todos los accidentes que produjeron, según el SAT (Sistema de Administración Tributaria), fue de más de 18.500 solo entre enero y setiembre del mismo año. Solo las nueve empresas más morosas sumaban casi 4 millones de soles en deudas, es decir más de 1’428.000 dólares.

¿De qué sirve tener un sistema de sanción por puntos contra los choferes infractores si ninguna institución, sea el Ministerio del Interior, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, la Policía Nacional o las municipalidades provinciales de Lima y Callao,  va a ejecutarlas? ¿Por qué siguen circulando esos conductores con total impunidad?

El viernes pasado, El Comercio publicó una lista de asesinos en potencia que siguen conduciendo sin que ninguna de las autoridades mencionadas se haya molestado en perseguirlos y quitarles la licencia.

Miguel Velásquez Farfán: 141 papeletas, supera en 410 puntos el tope máximo. Kelvin Bocanegra Risco: 134 papeletas, supera en 25 puntos lo permitido. Honorato Seguil Carbajal: 20 puntos por encima del límite. Todos ellos siguen en las pistas orondos y campantes.

Y las autoridades, bien, gracias, lanzándose la responsabilidad una contra otra.

La complacencia de nuestras autoridades llega al paroxismo cuando tocamos el caso de Orión.

La constelación de estrellas más conocida del cielo tiene en tierra limeña un consorcio homónimo de más de cinco empresas fantasmas, responsable de al menos 10 accidentes con muertos y heridos de consideración, entre ellos el recordado deceso del fotógrafo , y las dos personas fallecidas en Miraflores el pasado jueves.

Los representantes de Orión han anunciado que no dejarán de circular, pese a los 7 millones de soles que deben desde el 2000. Se amparan en una autorización del Concejo del Callao, cuyo gerente de Transportes ha dicho que no revoca su permiso porque “estaría atentando contra las inversiones”.

El transporte público en Lima no está en crisis: está en lo más hondo del hoyo, en la más grave alerta roja, y las autoridades no quieren asumirlo.

No podemos seguir esperando  la reforma del transporte. O se organizan y convocan a un concejo de coordinación de emergencia, con poderes ejecutores, o se deben someter a sanciones legales por complicidad pasiva.

A los ciudadanos nos queda presionar y ejercer acción directa, mediante movilizaciones y boicots contra los consorcios implicados, hasta que los dos ministros, los dos alcaldes y el jefe de la policía del sector se pongan de acuerdo y cierren el paso a estos delincuentes señalados. No hay más tiempo ni vidas que perder.