El ser humano, ¿animal racional?, por Fernando de Trazegnies
El ser humano, ¿animal racional?, por Fernando de Trazegnies
Redacción EC

A menudo hemos escuchado la definición del ser humano como un animal racional. Pero ¿nos hemos puesto a pensar si eso es así? O, cuando menos, deberíamos definir hasta dónde es así.

Lo que es ser un animal puede caracterizarse con facilidad. No somos plantas sino seres que, a diferencia de ellas, nos movemos, comemos, descansamos, procreamos, como lo hacen aquellos seres que llamamos animales. Pero ¿tenemos la misma seguridad para afirmar que somos racionales? ¿Qué se requiere para ser racional, qué es aquello que nos marca como racionales?

En principio podríamos afirmar que somos racionales por cuanto nuestros cerebros están preparados para comprender, coordinar y avanzar en materia de conocimiento de la realidad que nos rodea. Sin embargo, ¿para qué nos sirve todo eso? Pues para tener una vida más plena, más completa, aprovechando mejor todo lo bueno que está a nuestro alcance. Y de ello podemos deducir que somos más racionales en la medida que buscamos concordar para unir fuerzas que nos permitan ir más lejos en nuestra humanidad.

Desde esa perspectiva, ¿podemos decir que son actos racionales y humanos el desarrollar una guerra ciega que no distingue entre combatientes y no combatientes, que busca arrasar a la parte contraria sin dejar una persona viva? Me temo que no. Y sin embargo es eso lo que vemos que está pasando en la .

Yo no puedo colocarme de un lado ni de otro porque no tengo elementos suficientes de juicio. Por principio, considero que es totalmente reprobable en tanto que terrorismo fanatizado. Pero todos los palestinos no son miembros de Hamás. Israel, por su parte, está defendiendo su tierra y su cultura. Pero la desproporción que existe en los respectivos ataques y defensas de cada parte pasa más allá de todo lo razonable y produce como resultado solamente la muerte de niños, mujeres, personas inocentes que viven estos días como si estuvieran en un cataclismo permanente. No es la furia de la naturaleza sino la furia de los hombres que se ha convertido en una irracional fuerza destructora. Hay algo en el fondo del alma que nos dice que eso no puede ser, que todo eso es una locura en el sentido más pleno de la palabra.

Cuando enfrentamos ideas unas contra otras desde una perspectiva racional, tenemos una controversia en la que argumentamos y, gane quien gane, el más victorioso es el espíritu humano. Si el asunto es entre países y no se puede manejar con razones, probablemente pasamos a adoptar una actitud bélica. Pero se trata de una guerra en la que solo combaten los combatientes. Desde hace ya varios siglos, un triunfo de la razón fue el fijar uniformes para los combatientes de manera que nunca pudiera convertirse en víctimas a quienes no usaban uniformes: el que mataba a alguien sin uniforme era simplemente un asesino. Sin embargo, todos esos principios de humanidad han sido echados por la borda en la franja de Gaza; y los dos países enfrentados matan ciegamente a quienes se encuentran en el otro bando, aunque no sean combatientes sino niños asustados que mueren ellos mismos o ven morir a sus padres a su lado. ¿Dónde estamos? ¿Por qué hemos llegado a esta situación?

La cultura musulmana fue muy importante durante la Edad Media y nos dio las matemáticas, las bases de la astronomía y de la química y muchos otros conocimientos. Y cuando Córdoba era un califato en España, vivían en paz musulmanes, judíos y cristianos. ¿Qué pasó desde entonces?

Quiero pensar que israelíes y palestinos recuperarán la racionalidad, de manera que la humanidad salga adelante y se logre un acuerdo razonable para ambas partes. Es importante comprender que si bien Palestina se encuentra políticamente dominada por Hamás, estos no son sino un grupo terrorista y fanático: no podemos pensar que todo palestino es un miembro de Hamás encubierto.

Pero si lamentablemente no encuentran la paz con razones, entonces sean valientes: abandonen el bombardeo ciego, póngase cada grupo sus uniformes y peleen solamente las Fuerzas Armadas, dejando a salvo a la población civil.