(Foto: Archivo El Comercio)
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Fernando Rospigliosi

El presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) realizó una jugada política audaz esta semana . Los primeros descolocados con esta intrépida maniobra fueron los miembros de su Gabinete Ministerial, algunos de los cuales quedaron en posición adelantada, fuera de juego.

Una pésima iniciativa, por varias razones. Primero, el presidente de la República no puede exponerse a negociar directamente un pliego de reclamos sindical. Segundo, es una negociación imposible de resolver de esa manera porque no hay una única organización que represente a los huelguistas. Son muchas regiones, muchos grupos, muchos caudillos. Tercero, su gobierno ha acusado a varios de los dirigentes de la huelga de pertenecer al Movadef, es decir, a Sendero Luminoso, con lo cual recibirlos abre un flanco inmenso para los ataques. Pero si no se negocia con ellos es muy difícil detener la paralización porque son realmente dirigentes de los huelguistas. El propio gobierno se ha embrollado con sus declaraciones.

En suma, ha sido una imprudencia de PPK convocarlos a palacio.
Y, como era previsible, las reuniones fueron caóticas y no acabaron con la huelga.

En segundo lugar, lo que muestra esta situación es lo difícil que resulta para PPK trabajar en equipo. No hay una instancia en la que se discutan prioridades, se delineen estrategias, se programen acciones y se evalúe el desenvolvimiento para irlo afinando. En este caso, PPK se inspiró y lanzó inesperadamente la idea en un acto público en Moquegua.

Sorprendió a todos, empezando por los ministros. El Ministerio de Educación negociaba con los dirigentes del Cusco y otras regiones y llegó a ciertos acuerdos, pero la desafortunada iniciativa de PPK enredó y complicó todo. Como es evidente, los huelguistas no quieren sentarse al lado de la dirigencia del Sutep oficial (Patria Roja), con quien disputan la conducción del magisterio.

El Ministerio del Interior estaba en campaña, identificando a Conare con Movadef y a este con Sendero, y afirmando con énfasis que no habría ninguna negociación con ellos (). Teóricamente era una opción, pero muy difícil de sostener para un gobierno débil y precario, con un presidente voluble, porque de hecho ellos tienen una gran influencia en la huelga. Si no negocian con ellos, ¿con quién? Con esa postura lo único que quedaba era aguantar a pie firme y aplastar a los huelguistas. Al final, los desautorizaron y el Gobierno conversa con los presuntos senderistas.
Así, queda claro que el Gobierno no tiene estrategia, no tiene rumbo, no tiene un equipo que asuma la conducción cuando enfrenta un problema político difícil como la huelga magisterial.

Y carece de un equipo porque el presidente no quiere tenerlo. PPK se rehúsa a constituir un equipo político en el Gobierno porque eso recortaría su libertad de acción.

En síntesis, PPK prefiere mantener su gobierno a la deriva y sin rumbo, para no limitar, aunque sea un poco, su poder discrecional de hacer lo que quiere cuando quiere.

La huelga magisterial terminará, pero con un costo muy alto por la impericia del Gobierno.

Por último, PPK se reafirma tercamente en mantener su gabinete tecnocrático empresarial que ha fracasado, hasta ahora, en la gestión del Estado, en la relación con la oposición y en superar los diversos obstáculos que han surgido en el último año. Se resiste a admitir que necesita estrategia y operadores políticos.

PPK y su círculo inmediato son absolutamente impermeables a admitir que su creciente desprestigio se debe a sus errores, como reflejan las encuestas. La última de CPI muestra 26% de aprobación y 70% de rechazo. La de Datum 34% y 62%, respectivamente. La tendencia es a caer.

Tercamente, PPK insiste en que los problemas se resolverán cuando la economía crezca al 5%, como reafirma en una entrevista con Enrique Chávez de “Caretas” (10/8/17), en la cual subraya su desprecio por la política: “Los llamados politólogos y editorialistas dicen que hay que hacer política. Al peruano que va en su combi al trabajo le importa un pepino”. La solución, según PPK, es que la economía tiene que crecer más rápido.

Es decir, no ha entendido nada. Y parece que no quiere entender nada. El mal manejo de la huelga magisterial es porque no tiene estrategia ni operadores políticos, no porque la economía no crece.