Indispensable propósito de enmienda, por Ruiz de Somocurcio
Indispensable propósito de enmienda, por Ruiz de Somocurcio
Redacción EC

Luis Alberto Moreno, presidente del , fue apocalíptico en el Foro Urbano Mundial que culminó el pasado viernes 11 en Medellín: “En 12 años llegarán 80 millones de carros a América Latina y no hay manera de que la infraestructura vial crezca a la velocidad con la que están llegando vehículos nuevos”. Es decir: o cambiamos de modelo de movilidad urbana o simplemente nos acercamos al colapso de nuestras ciudades, que acusarán una mayor desigualdad.

Colombia y Perú son dos de los países con mayor desigualdad en el continente.

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, señaló que “uno de los problemas de Perú y Colombia es que tienen muchos recursos naturales y  una  desindustrialización con la maldición de los recursos naturales. Si gastan los recursos que tienen en solo poner a producir tierras, están  perdiéndolos; tienen que gastarlos en infraestructura, educación, salud.”

¿Cómo financiar los grandes proyectos? Stiglitz es tajante: “Aumento de los impuestos a las mineras, petroleras y empresas que exploten recursos no renovables”; y yo agregaría participación de las ciudades en la plusvalía urbana, como sucede en casi todo del mundo.

La Declaración de Medellín, suscrita por más de 150 países (menos el Perú), postuló al mundo la equidad como fundamento del desarrollo urbano sostenible. Actualmente más de dos tercios de la población mundial vive en ciudades con mayores niveles de inequidad que hace 20 años. La nueva agenda urbana requiere de nuevas tecnologías, datos confiables, enfoques integrales y participativos de planeación que respondan a desafíos actuales y necesidades emergentes de las ciudades del futuro.

Se debe romper con las lógicas de segregación social, promoviendo la equidad, fortaleciendo todos los segmentos de la sociedad, en particular las mujeres y jóvenes.

Para los expertos Richard Florida (USA) y Brendt Toderian (Canadá), es cierto que en las encuestas la gente pide seguridad, mejores servicios públicos, pero al final todos quieren una sola cosa: bienestar, felicidad. Y eso se obtiene con una ciudad de calidad, con espacio público, áreas para caminar, un centro histórico que les genere vínculo. Tres elementos fundamentales para que una ciudad progrese, según ellos:  I) acceso al empleo y los servicios públicos; II) calidad de la vivienda; III) movilidad incluyente. Pero además ingresó al debate un tema generalmente ignorado: la belleza arquitectónica y la estética, que generan un verdadero vínculo, una identidad.

Los problemas del mundo contemporáneo parten de las urbes: el cambio climático y la inseguridad. Los retos están ahí. Y de ahí parten las soluciones.

El Perú no tiene tradición de planeamiento. No le interesa a la clase política porque así es más fácil la arbitrariedad y discrecionalidad (y la corrupción), en el manejo de los recursos públicos. Hoy somos un país de ciudades. Inequitativas, no sostenibles. Cambiamos el modelo urbano o estamos haciendo un país más injusto, más segregado y más desigual.