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La peor forma de ser peruano
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Creo que tenemos múltiples razones para estar orgullosos de nuestra condición de peruanos, viendo el emprendimiento, la búsqueda de salir adelante, la lucha y el esfuerzo de las grandes mayorías y, en general, en toda la sociedad.
Pero hay un sector no desdeñable que constituye una escoria para el resto y que vive en la lógica de Pepe el vivo, del vale todo, así como del primero yo y que los demás arreen.
Hay múltiples ejemplos en la vida cotidiana, pero centrémonos en el infierno del tráfico limeño que cuando una autopista está semiparalizada muchos creen que tienen derecho a usar el carril auxiliar y a avanzar en desmedro de los demás, comparten este abuso desde carros destartalados hasta lujosos vehículos de alta gama. Una más: aquellos que se estacionan en doble fila, entorpeciendo el tránsito, y que frente al reclamo responden de manera retadora: “No te das cuenta de que estoy esperando a alguien”.
Todo esto se traslada a la política donde muchos expresan esa deplorable prepotencia. Pululan en el Congreso y sus símbolos son los ‘Niños’ de Castillo y los plurales mochasueldos.
El Ejecutivo no es ajeno a esa forma abusiva de ejercer el poder, y su símbolo más perfecto es Juan José Santiváñez.
Veamos: hay ya la completa certeza sobre la veracidad de sus audios negados con el capitán ‘Culebra’ en los que, entre otras perlas, narra cómo en el Palacio de Gobierno se planificaba la protección a Vladimir Cerrón, incluido su traslado escondido en un ‘cofre’ presidencial.
Ahora se añaden otros que revelan cómo usó el cargo para ayudar a un cliente suyo, nada menos que un policía condenado a 27 años de prisión por su pertenencia a la tristemente célebre organización criminal Los Pulpos.
Los familiares le pagaron US$20.000 para que abogara por una prisión menos dura y, por qué no, reducirle la condena vía el Tribunal Constitucional, para lo cual Santiváñez dijo contar con dos de sus miembros. Podría esto ser cierto y no fanfarronería de estafador, ya que fueron dos los policías condenados por trabajar con Los Pulpos. El otro, Eber Juárez Moya, también defendido por el susodicho, ya había conseguido en ese tribunal que le redujeran la pena de 22 a 16 años. Según “Perú 21”, “se escucha a la entonces cabeza del Interior mantener una conversación telefónica con su exasistente Yesenia y hacer referencia al caso de Juárez, cuyo ponente fue el magistrado Gustavo Gutiérrez Ticse”.
Estamos ante el escándalo más grave de todos los graves escándalos que han caracterizado a este Gobierno.
Boluarte no ha dicho ni una palabra sobre su ministro preferido. Es que Santiváñez es funcional a sus necesidades de impunidad de cara al ya cercano fin de su presidencia; pero, además, puede que, al igual que Cerrón, sepa demasiado y eso le garantice protección.
En el Congreso, la tolerancia con Santiváñez empieza desde el presidente del Parlamento, quien sostuvo que esos audios eran un asunto de poca importancia. Trabajosamente se han conseguido 39 firmas que obligan a que, al menos, se discuta una moción de censura. El resultado es incierto porque Fuerza Popular y Alianza para el Progreso que controlan el Congreso no han querido comprometerse con sus firmas.
Hace ya bastante tiempo, el destacado humorista Adolfo Chuiman encarnaba en TV a un personaje llamado Papá, que le proponía hacer trampas a su ayayero Machucao y, cuando este dudaba en embarcarse, el autor de la idea le preguntaba: “¿Quién soy yo?”, y su fiel seguidor le respondía entusiasmado: “Papá”. Pero la criollada terminaba pésimo.
La diferencia con la ficción de esos tiempos es que, en los actuales, los que se creen Papá y tienen poder político se sienten intocables.

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