(Foto: Archivo El Comercio)
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Fernando Vivas

dijo en su último breve mensaje a la nación que “el gobierno ha perdido el norte”. Tiene razón. Pero ella también perdió el norte en ese mensaje. Sugerirle cambios que se reducen a sacar ministros (he oído tres veces el mensaje para ver si iba más allá de eso y, ¡nada!) y ofrecer facultades legislativas en Educación, que nadie está pidiendo; es una alternativa demasiado pobre en boca de la ‘candidata natural’ del ‘partido más grande del Perú’. Si el gobierno perdió el norte, no solo necesita nuevos ministros, sino nuevas propuestas y esas son las que tiene que sugerir un opositor que se pretende estadista: o sea, qué haría yo si estuviese en Palacio.

Vamos, Keiko, la solución inmediata al conflicto magisterial iba por el lado presupuestal y por reformas en el tema de la evaluación que se pueden ejecutar con normas sectoriales sin respaldo del Congreso. Para el presupuesto, claro, el Congreso sí tendría algo que hacer, pero no a través de la cómoda delegación de facultades, sino, al revés, con control político, reclamando y vigilando que el Ejecutivo honre sus propósitos de invertir más en el sector. Aunque simplón en aritmética, más propositivo es el aprista Mulder, cuando dice que un ahorro en la refinería de Talara y en los Panamericanos, permitiría una buena inyección presupuestal en Educación.

Si Keiko y sus voceros no hacen ese tipo de sugerencias es probablemente –lectores inteligentes, sé que ya lo han pensado– porque los mismos lobbies que tocan la puerta de Palacio tocan la de Morochucos (cuartel de la lideresa de FP) para que sus proyectos tengan prioridad por sobre Educación y Salud. En parte, es por eso que ella está como el otro: alegosa en la forma, pero paralizada al hablar de reformas. Bah, puro artificio. Ni siquiera tenemos a la experta en educación del Plan Perú, María Isabel León, participando en el debate en nombre de Fuerza Popular; ni hemos visto por ahí a profesores fujimoristas. A Lucio Ávila, ex presidente de la Comisión de Educación, más le interesa fundar universidades cascarón.

Y el gobierno, ¡qué decir! PPK y Zavala saben que tenemos que hacer el supremo esfuerzo de gasto para superar los conflictos en la educación, pero no tienen la muñeca para respaldar a Martens, morigerando a Basombrío que ahora encarna las posiciones de su antagonista Lourdes Alcorta sobre no dialogar con los sospechosos de terrorismo.

Una vez más –no me cansaré de decirlo– aquí se ve el límite de la tecnocracia proempresarial, frente al ministro político que planifica el crecimiento y las reformas de su sector previendo conflictos y usando operadores para tal efecto. Ese es el proyecto nacional que a PPK se le está yendo de las manos y que Keiko no atina a fiscalizar.