(Foto: Archivo El Comercio)
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Pedro Tenorio

El país no está a la deriva, pero las oportunidades perdidas a partir del constante choque gobierno-oposición se suceden con una frecuencia obscena. A le viene quedando grande el manejo del Ejecutivo como a le viene quedando grande ser mayoría en el Congreso. El primero no ha logrado articular una acción política coherente en estos 10 meses, la segunda carece de una estrategia de oposición (interpelar ministros cada dos o tres semanas está muy lejos de serlo) que le permita consolidarse como una opción electoral exitosa a futuro. Ninguno gana, ambos pierden.
Sin embargo, ni PPK ni Keiko son conscientes de ello. Kuczynski mira complacido un Gabinete plagado de ministros que se disparan a los pies. No solo Alfredo Thorne, bajando la guardia ante el contralor y suscitando una crisis absurda alrededor de uno de los puestos claves del Gobierno, sino también un titular de Defensa que denunció “reglajes” que, un buen día, cesaron sin que nadie fuera hallado responsable (cómo serán de intrascendentes las denuncias de esta administración que poco después nadie las recuerda, ¿no?)... Y podríamos seguir. El Ejecutivo pierde credibilidad y pone en evidencia que carece de un liderazgo político elemental para dirigir con mano hábil el Estado. No es lo que ocurre, nos aseguran, ¡pero vaya que lo parece!

Lo mismo puede decirse de , donde la semana pasada quedó demostrado que no les interesa llevar adelante la reforma electoral que el país requiere. Sabemos que el trabajo de la subcomisión presidida por Patricia Donayre no soluciona todas las demandas, pero especialistas coinciden en que se trata de una aproximación positiva y, sobre todo, multipartidaria. Sin embrago, la bancada naranja prefirió darnos una nueva exhibición de la crisis de liderazgo que padece. Ante esto Miguel Torres se ajusta los pantalones y dice que pronto veremos avances, pero suena más a una excusa para salir del paso luego del escándalo por no saber escuchar y negociar al interior de casa. Liderazgo no es solo imponer una idea por la fuerza de los votos sino consolidar un modelo de conducción, una praxis política.

Ahora, mientras el presidente vuelve de Europa, se habla de un próximo ajuste ministerial y de una conducción más política del Ejecutivo que buscará puentes con la oposición para impulsar cambios legislativos que faciliten la inversión y una mayor modernización institucional. Kuczynski y Fujimori necesitan replantear su relación a través de operadores políticos hábiles. Críticas, denuncias y pugnas siempre habrá, son necesarias, pero no deberían monopolizar la agenda como hoy sucede.