"Maldito John Lennon", por Abelardo Sánchez León
"Maldito John Lennon", por Abelardo Sánchez León
Redacción EC

De los cuatro Beatles, quien peor suerte ha tenido es John Lennon. Murió, sin conocer las razones, asesinado en la puerta de su edificio neoyorquino un 8 de diciembre de 1980. Fue, por cierto, el primero en morir. Una tontería, un descuido, un deslizamiento… Sí, el novísimo tramo de la Costa Verde, entre Magdalena y San Miguel, no se encuentra perfectamente concluido porque ha habido un bolondrón de desprendimientos en el intento de hacer una escalera que permita que la gente pueda llegar del parque Lennon a las playas. El puente está intacto, erguido, pero no así la escalera, ese zigzag barroco que no lleva a ninguna parte. De los tres carriles maravillosos, los automovilistas pasan a dos y después a uno: allí ven un montón de tierra que nadie se atreve a retirar, como se dice, y menos a mover. Es como si la pista hubiese sido sepultada.  

Es una pena que Susana Villarán tenga la suerte de John Lennon. Todo ese tramo de la Costa Verde está perfecto, con generosos jardines, pistas sin baches, palmeras y un largo etcétera, con la excepción del puente Lennon, completamente estirado en el vacío. El placer de hacer las cosas bien, ha quedado trunco. Nada le sale bien a la señora, nada le liga a la chica, la suerte le es esquiva a la alcaldesa. Una pena, porque a algunas personas les cae simpática. No tiene la sencillez de Ringo ni el dinero de Paul Mc Cartney, sin embargo, a pesar de seguir la trágica estela de John Lennon, allí está, tenaz y sonriente.

Gran parte de los conductores ha decidido, entonces, utilizar la ciudad para sus trayectos e internarse por los intrincados distritos de Magdalena y San Miguel. Así nomás no nos íbamos a librar de sus callecitas de antaño, de sus baches estructurales y de sus ímpetus modernistas vía la construcción de edificios altísimos! ¡Qué es eso de ir tan campante, manejando como si estuviéramos en Palm Beach, disfrutando del aire de mar! ¿Creíamos, acaso, que era así de fácil librarse del endemoniado tráfico limeño? Pues allá vamos, entonces, directo al corazón de Magdalena para extraviarnos en un enjambre de avisos que tienen como norte la avenida del Ejército: arreglos que llevan ya más de tres meses en una calle que se llama, perece, Inclán. Todo está puesto de cabeza como un indicador de que las autoridades  están trabajando. Lo que andaba bien, se destruye. La pista recién hecha, se abre. Puede ser Castilla en Surco, Ricardo Palma en Miraflores o la mayoría de las callecitas arboladas de los tiempos inmemoriales de Magdalena o San Miguel.  Pero no maldigamos tanto a John Lennon y recojamos de él lo mejor: la paz y la solidaridad en medio de los bocinazos.